Pedro de Legarreta Lores
El desafío independentista catalán
Este jueves Artur Mas fracasó en su segundo intento para reelegirse como President de la Generalitat catalana, el 47.8% de votos que le dio Junt pel Si y CUP no alcanzaron para superar las diferencias al interior de una coalición que ha sido calificada de antinatural, por las diferencias entre sus integrantes, el caso es que, si no logran ponerse de acuerdo, el próximo 9 de enero tendrá que haber elecciones nuevamente en la autonomía catalana y si ahora no alcanzaron mayoría de votos aunque sí mayoría de escaños, en unas segundas elecciones habrían perdido la confianza de la gente y significará un descalabro.
Diarios como el Financial Times han señalado el peligro que representa para España y Cataluña una división del territorio, el Rey Felipe VI, el Tribunal Constitucional y el gobierno (disuelto) de Mariano Rajoy han dejado claro su rechazo y el uso de la ley para evitar la independencia… este esfuerzo al final, quedará en nada.
Hay una profunda división en Cataluña sobre la división, pero no una pasión por lograrla que pudiera llevar al pueblo a una confrontación, el interés, casualmente, es de aquellos que han sido señalados por actos de corrupción, y aunque quisieran evitar la sanción de la autoridad, seguramente terminarán por desistir si España usa todo el peso de la ley contra quienes pretenden fraccionarla.
El proceso de paz en Colombia
No hay nada que anhelen más los colombianos que la paz con la guerrilla en su territorio. Una guerrilla que ha causado mucho dolor, muerte y sufrimiento a cientos de familias por el asesinato y el secuestro, por ello un sector importante de la sociedad exige que en el proceso de paz exista también justicia.
Por su parte, quienes están armados y relativamente seguros como parte de la guerrilla, no desean entregarse para terminar en la cárcel, así que ponen ciertas condiciones para deponer las armas.
El presidente Juan Manuel Santos ha conducido un diálogo con la guerrilla que ha dado algunos frutos, la comunidad internacional, que no ha sufrido en carne propia el azote de la guerrilla, ve con buenos ojos el proceso y hace votos para concluir lo que permitiría evitar más dolor en el futuro.
De esta manera, se está convocando a un cese bilateral al fuego, en el que la guerrilla pide que no existan condiciones, como la concentración de la guerrilla en una zona específica del territorio colombiano, también piden que cese la presión militar y generen confianza para mantener el cese unilateral que firmaron en julio pasado.
La realidad es que sí ha habido enfrentamientos y ataques guerrilleros aislados, y un país soberano difícilmente puede hacerse de la vista gorda con personas armadas que pasean por su territorio, ya que no existen identificaciones que determinen si pertenecen a la guerrilla que se ha comprometido al cese al fuego, la Farc, o al Ejército de Liberación Nacional, que no ha hecho este compromiso, o a algún grupo de la delincuencia organizada que es sabido por todos que opera en ese país.
Así las cosas, no está fácil el panorama, cuando el congreso colombiano tiene que ratificar los acuerdos y hacer una ley que convoque a un plebiscito por la paz.