Pedro de Legarreta Lores
Los atentados de París reflejan la realidad de un mundo convulso que, a pesar de que no exista una declaratoria, en realidad se encuentra en guerra. Ya suman miles las víctimas del Estado Islámico y por las represalias de los países occidentales.
El Papa Francisco, al condenar los atentados del 13 de noviembre en París, se refirió nuevamente a una tercera guerra mundial “en cuotas”; es decir, fragmentada, sin acciones espectaculares, pero tan terrible en sus consecuencias como las dos previas.
Los embates económicos entre occidente y Rusia, la migración de África y Medio Oriente a Europa, los ataques terroristas, la competencia militar y por territorio entre China y Japón son manifestaciones de esta guerra que tiene motivaciones económicas y manifestaciones religiosas.
La incorporación de Crimea a Rusia, que desató el conflicto entre esta última y occidente, tenía el objetivo por parte de Rusia de mantener una línea de abasto de gas natural a su principal cliente: Europa, en demérito de los Estados Unidos, que tienen que entregarlo vía marítima, mientras que Rusia puede hacerlo a través de gasoductos ininterrumpidos desde Siberia, donde tiene sus principales reservas del energético. Cuando se descompuso la situación, en un claro desafío a Francia, Alemania y Estados Unidos, China hizo un contrato con Vladimir Putin para comprarle su gas durante los próximos 40 años.
La defensa de Bashar Al Asad que hace el presidente ruso, es debida al control de la única base de la nación oriental en el Mar Mediterráneo, como Crimea le dio un importante punto estratégico en el Mar Negro. Pero Estados Unidos no está dispuesto a ceder espacios de influencia a lo que fue la cabeza de su peor adversario durante la Guerra Fría.
De alguna manera, el Oriente Medio se convierte en el campo de batalla de esta cruenta lucha, añadiendo el esquema ideológico-religioso del Islam, a veces controlado por la facción del Estado Islámico, y a veces por Al Qaeda.
El tema sin duda tiene que ser explorado a mayor profundidad y este breve espacio no da oportunidad para ello, pero es necesario seguir documentando los hechos que se suceden en la zona para tratar de entenderlo en su contexto global.