"Promoviendo la Participación Ciudadana"

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El Conclave.

Para el momento en que esté leyendo estas líneas, estimado lector, habrá iniciado el cónclave para la elección del sucesor de Benedicto XVI Sin duda, este es un evento que los medios de comunicación y la sociedad política del mundo interpretan a los ojos del interés político, como de igual manera lo verán las personas de otras confesiones. Para los católicos practicantes este es un evento religioso; mediante el cual el Espíritu Santo, valiéndose de la natu-raleza humana, de las circunstancias propias de la Iglesia e incluso de las pasiones de los cardenales, gobierna a la Iglesia y designa a quien desea que guíe la Barca de San Pedro. Así, después de la muerte de Paulo VI, cuya per-sonalidad adusta y temple férreo alejó a los medios de comunicación y en general la atención del mundo de lo que ocurría en la colina vaticana. Fue Su deseo que resultara electo Albino Luciani, un hombre bondadoso y carismático que hizo que todos voltearan hacia Roma para ver lo que allí ocurría, y después de su pronta partida, sorpresiva para los hombres pero conocida desde la eternidad por Dios. Escogió al primer Papa Eslavo, junto con una larga lista de primeras cosas que ocurrían en mucho tiempo en la Iglesia, un Papa que conocía desde sus entrañas al aparato comunista y un Papa que supo darle fin a ese sistema antihumano. Después de El Papa Grande, no había quien llenara las sandalias del Pescador, ¿no?, pues el Espíritu Santo opinaba diferente, y trajo al Papa del Amor y la Verdad, al Académico, al Maestro. Hoy, muchos se hacen cruces pensando quien será el próximo Papa, se cruzan apuestas, se realizan análisis, pero la última voluntad la sigue teniendo el Santo Espíritu que con amor guía a Su Iglesia por el camino que Él quiere, para Su mayor gloria. Para los católicos no es un problema quien será, nos ani-ma la curiosidad de la espera, y lo recibiremos con grandes esperanzas sin importar el nombre, color o procedencia.