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Breves del mundo: terrorismo en Bruselas

breves160325Pedro de Legarreta

Un nuevo atentado terrorista en el mismo corazón de Europa vuelve a encender las alarmas y poner en evidencia las fallas en seguridad e inteligencia; ¿fallas?, si, y gravísimas. El grupo que realizó el atentado llegó al aeropuerto en taxi, habían pedido un vehículo grande, como llegó uno pequeño y el chofer se rehusó, tuvieron que dejar una maleta (llena de explosivos), ¿le parece a usted que este grupo terrorista actuó con gran sofisticación?, por el contrario, con enorme simpleza y falta de planeación, pero así lograron matar a 34 y herir a cientos de personas, ¿y las fuerzas antiterroristas?, ¿los investigadores?, ¿las policías?

Desde que tuvo lugar el atentado en Francia hace unos meses, se sabía que los terroristas estaban ocultos en Bélgica, o que al menos esa era la ruta que habían seguido, ¿Cómo pasó la euforia de la primera indignación no consideraron necesario seguirlos buscando?

Los ataques sobre el territorio sirio o iraquí, ahora en Libia y después donde corresponda, no hacen disminuir la tensión que los terroristas generan porque su particular califato lo tienen en la cabeza y lo aplican y establecen en cualquier microespacio que les convenga. Ese califato no es necesariamente un lugar donde vivir, ni un lugar donde luchar, aunque también, sino un espacio en el que morir por algo que no podemos erradicar ni combatir de forma definitiva.

¿Qué le está pasando a Europa?, ¿por qué sus ciudadanos, supuestamente beneficiarios del sistema de bienestar, se enrolan en causas terroristas y están dispuestos a sacrificar la vida para dejar claro su compromiso?

Frente al dolor y la tristeza por las víctimas, nuevamente se tendrá la tentación de responder desde las tripas, con la desesperación. Llamar a la guerra contra el terrorismo puede consolar la frustración frente a ese califato inmaterial, pero no atajará la amenaza terrorista. La militancia de la organización terrorista del Estado Islámico (Daesh) está en Europa. Por ello, la reacción debe ser mucho más profunda. Una política como la que están enfrentando respecto a la inmigración suscita elementos favorables a la ampliación del califato; una falta de persecución efectiva contra el tráfico de armas, también. Los explosivos no vinieron de Irak; los terroristas tampoco. Han generado un monstruo que, como los fuegos fatuos, emerge en las ciénagas de la incompetencia, que se desvanece cuando te acercas y se regenera cuando debates sobre su propia existencia.

Europa ha claudicado a los valores cristianos que le dieron origen; los jóvenes, que viven el estado de bienestar, están vacíos, sin metas, sin ambiciones, sin motivaciones. En ese ambiente, donde se tolera lo "diferente" hasta la indignidad, surgen llamados atractivos para quienes buscando lo trascendente, están dispuestos a abandonar todo lo presente. No se trata de aprobar la falta de respeto a la vida de los demás, pero si no encuentra un asidero esa Europa consumista, hedonista y decadente, el Islam radical seguirá ganando adeptos para ponerlos en contra de todo lo que Europa misma significa.