Oscar Fidencio Ibáñez
Esta semana algunos jóvenes estudiantes universitarios del Estado de México me expresaron su frustración por las nulas oportunidades que ven para su desarrollo en un entorno dominado por el favoritismo, la corrupción y la degradación ambiental, tanto por empresas como por parte del gobierno; y al mismo tiempo, se sentían impotentes para cambiar ese estado de cosas por sí mismos.
Aun para los jóvenes que normalmente están llenos de esperanza en el futuro, y con toda la fuerza y la actitud para transformar su entorno, la realidad parece agobiarlos y paralizarlos. Y más cuando creen que es el gobierno o los políticos quienes les deben resolver los problemas, o cuando piensan que renunciar a lo mejor de sí, y ceder a la corrupción y al abuso se convierte en el camino para alcanzar el éxito a costa de los demás.
El reto parece abrumador, así que el Papa Francisco en su mensaje del Ángelus realizado precisamente en el Estado de México nos invitó a ser los primeros en las iniciativas que ayuden a "hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad. Donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos. Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte".
Una manera de romper el círculo vicioso de la pasividad y apatía que inmoviliza frente a un panorama desolador es hacer memoria para dar gracias de lo que tenemos, y este concepto está en el centro del mensaje que el Papa compartió a todo el mundo desde Ecatepec. "La acción de gracias nace y crece en una persona y en un pueblo que sea capaz de hacer memoria".
Las familias, los jóvenes, y todas las personas que llegaron caminando a la misa en ese lugar aislado, lleno de sol y polvo, para reunirse a escuchar la palabra de Dios en boca de su mensajero Francisco, pudieron dar gracias a Dios por estar ofreciendo "las primicias de nuestros hijos, nietos, de nuestros sueños y proyectos. Las primicias de nuestras culturas, de nuestras lenguas y de nuestras tradiciones. Las primicias de nuestros desvelos..."
El Papa también hizo memoria y recordó la invitación del Beato Pablo VI a los mexicanos cuando se cumplieron 75 años de la coronación de la Virgen de Guadalupe a ver "en cada hombre un hermano y en cada hermano a Cristo"; y recordó que: "Un cristiano no puede menos que demostrar su solidaridad [...] para solucionar la situación de aquellos a quienes aún no ha llegado el pan de la cultura o la oportunidad de un trabajo honorable, [...] no puede quedar insensible mientras las nuevas generaciones no encuentren el cauce para hacer realidad sus legítimas aspiraciones".
Los jóvenes universitarios y todos los que tenemos formación podemos recordar nuestros orígenes y darnos cuenta de todas las personas, padres, maestros y amigos que nos han ayudado a tener que ofrecer, a darnos cuenta de que hay millones de compatriotas que sufren espiritual y materialmente, y que podemos demostrar nuestro agradecimiento en el servicio a los demás, sin corrupción ni degradación del ambiente, para "hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad".