Pedro de Legarreta Lores
¡Perdió Sinaloa!
No me refiero al triunfo del PRI, que de por sí es bastante lamentable, tras una transición fallida, ahora regresan los que nunca se fueron, pero ese no es el problema, lo verdaderamente grave y siniestro es que la población, que se queja un día si y otro también, no salió a votar, dejó en manos de unos pocos la decisión de quien será su gobernante por los próximos meses o años, sin ejercer esa obligación fundante de la democracia, el voto razonado.
Si, obligación, porque ciertamente tenemos el derecho de elegir a nuestras autoridades, pero en la democracia no se puede entender el voto solo como un derecho, sino que es, así lo marca la constitución, también una obligación (aunque contradictoriamente no asigna penas a quien incurre en la falta de no ejercerlo).
En el año 2010 más de un millón (1'111,891 para ser exactos) de sinaloenses salieron a ejercer el voto, y 576 mil decidieron por el abanderado de la coalición por el cambio, contra 515 mil que preferían la encabezada por Jesús Vizcarra. Hoy, según las proyecciones del PREP, alrededor de 900 mil sinaloenses votaron en la elección, doscientos mil menos, con todo y que el padrón se incrementó en casi 100 mil electores, es decir, el abstencionismo creció de manera significativa, y eso daña al gobierno electo, pero también daña a la sociedad.
Revisando las últimas tres elecciones la participación va a la baja: 1'111 mil, 917 mil, 910 mil; aparte de restar legitimidad (que no legalidad) al gobierno elegido para todos, la sociedad se distancia y se desentiende de los problemas de la comunidad, al no participar se siente ajena, como si vivera en una isla, como si a ella no le afectara; pero lamentablemente no es así. Las organizaciones sociales que desean participar son señaladas de no representar a nadie, a su activismo y preocupación social, los políticos contraponen los votos obtenidos en las urnas. Pero en realidad, tampoco les preocupa eso, porque al ser una minoría ala que votó, se ensimisman en su poder.
El objetivo de todos nosotros como ciudadanos, debe ser fortalecer el voto; los resultados electorales de la jornada del pasado domingo son una muestra de que, a tropiezos o como sea pero, se está caminando en la vía de la consolidación democrática, aún muy joven para abdicar de ella y desesperarnos por no obtener los resultados deseados.
El primer paso para que la democracia funcione es, necesariamente, que haya demócratas, y los demócratas empiezan a formarse en casa con el ejercicio consciente, responsable y perseverante del voto.
No importa quién haya obtenido más votos, en este proceso electoral participó el 45% de los electores, es decir, la mayoría de la gente no creyó en ninguno de los candidatos, esto debe llevar a una profunda reflexión de los actores políticos para revisar los mecanismos de participación y las políticas de servicio público que se están implantando, porque obviamente la sociedad considera que algo está mal.