Pedro de Legarreta Lores
Este domingo se dio el, hasta ahora, más grave incidente en torno a las protestas por la reforma educativa que sostiene la CNTE. Seis personas muertas y decenas de heridos es el saldo que dejó la recuperación de una carretera en Oaxaca. El movimiento magisterial tiene sus simpatizantes y sus detractores, como los tiene también el gobierno y su reforma educativa, sin embargo, no se ve que el conflicto avance en una vía de solución, sino por el contrario, parece precipitarse en la confrontación violenta.
La detención de Rubén Núñez líder de la Sección 22, acusado por blanqueo de dinero, solo aumentó la indignación de los maestros y exacerbó los ánimos.
México sin duda necesita de una Reforma Educativa que eleve la calidad de la educación, que permita que esta actividad se convierta en un igualador social, permita el desarrollo integral del individuo y nos fortalezca como sociedad para enfrentar de manera adecuada la competencia mundial. Una de las tareas que tiene que lograr la reforma de la educación es, sin duda, contar con mejores maestros y para ello es necesario evaluarlos, capacitarlos e incentivarlos para lograr mejores resultados... pero la manera de hacerlo también es importante.
Los seres humanos reclamamos un trato digno, sin importar si somos personas humildes o socialmente destacadas; los maestros son, en sus comunidades, personas que gozan de cierto prestigio, y quererlas tratar como delincuentes, incultos o abusivos, naturalmente les molesta, y con razón. Amenazar su modo de subsistencia, además, los pone en una situación muy difícil.
En un país acostumbrado a la imposición autoritaria, la desconfianza en el gobierno no es gratuita, sino que es la reacción normal, especialmente cuando se pertenece a un grupo opositor.
Adicionalmente a lo anterior, la reforma educativa se ve incompleta sin nuevos programas y, como demandan los padres de familia y varias organizaciones sociales desde hace tiempo, un nuevo modelo educativo. Más aún, la calidad educativa pasa por la necesaria adecuación de los espacios, muchos de los cuales están en el total abandono y cuya atención es responsabilidad del gobierno en sus tres niveles. Señalar a los maestros por los magros resultados de nuestro sistema educativo se vuelve así, no solo injusto, sino francamente falso.
Por supuesto, no podemos dejar de ver la intencionalidad política de los movimientos, no solo por la relación de la CNTE con el candidato presidencial de Morena, sino, y yo creo que de manera especial, por la competencia interna que tienen los posibles delfines de Enrique Peña Nieto y quienes a él se oponen al interior del PRI: los primeros son Osorio, Nuño y Videgaray; los segundos están encabezados por el hasta ayer presidente del Revolucionario Institucional, que quedó mal parado después del 5 de junio.