Manuel Silva Sánchez
La Secretaría de Educación Pública sigue enfrascada en la aplicación de la Reforma Educativa laboral, tratando de que se implemente en todo el país, particularmente en los estados de Michoacán, Guerrero, Chiapas y Oaxaca, en donde los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y las diversas agrupaciones de izquierda radical, anti sistémica, o los simples grupos de poder locales que la acompañan, han implementado diversas estrategias para oponerse y mantener los beneficios que hasta el momento han detentado.
La respuesta del Poder Legislativo, del Poder Ejecutivo y el Poder Judicial (en el caso de los amparos), así como de la mayoría de la ciudadanía, ha sido contundente: no habrá marcha atrás. Pero la atención de lo urgente ha impedido, según parece, la dedicación a lo importante.
El Modelo Educativo prometido por el anterior Secretario de Educación, surgido de los foros nacionales a los que se convocó a toda la ciudadanía interesada, y que en varias veces anunció su presentación y posterior implementación, no se concretó. Las promesas hechas a su vez, por el actual Secretario de hacer público el Modelo Educativo, en diversas fechas para que sea valorado por la ciudadanía como una propuesta previa, para ser analizada y avalada por el sector educativo, tampoco se han concretado.
Somos un país donde prevalece la inmediatez: la problemática laboral docente, más que su Modelo Educativo y como consecuencia los contenidos de los Planes y Programas de Estudio, que también deben estar sujetos al conocimiento, escrutinio y participación de la sociedad, porque la educación es una responsabilidad de la sociedad, y no exclusivamente de su gobierno; la visión liberal o socialista del Estado Educador debe pasar a la historia como lo que ha sido: proyectos ideológicos que han pretendido moldear a la ciudadanía a las necesidades de quienes han detentado el poder.
Seguimos esperando la presentación del Modelo Educativo como propuesta, sujeta al conocimiento, escrutinio y participación de la sociedad; para después transitar a los contenidos, Planes y Programas de estudio que deben responder a las necesidades de nuestro tiempo. En tanto eso no ocurra, seguiremos viendo cómo el gobierno sigue buscando recuperar la rectoría de la educación, de quienes, en la lucha por el poder, le han arrebatado parte del mismo.