Pedro de Legarreta Lores
Relanzamiento de las relaciones entre Rusia y Turquía
Tras el fallido golpe de estado en Turquía el presidente Recep Tayyip Erdogan ha sido duramente criticado por los países europeos debido a la dura reacción que ha costado la libertad, el trabajo y hasta la vida a miles de turcos que han sido acusados de traición. Ante esta envestida de sus aliados, el presidente Erdogan ha visitado San Petersburgo para rehacer su relación con la Rusia de Vladimir Putin, dando un claro mensaje a occidente: "si ustedes me desprecian, tengo otras alternativas". De entrada, relanzar las relaciones con Rusia significa un beneficio económico para ambas naciones, pero también hay un interés militar del presidente ex KGB, una mayor dificultad de la OTAN para hacer presencia en el Mar Negro y en el sur del Cáucaso. Hasta aquí, pareciera que los intereses de ambos países convergen de una manera muy conveniente, sin embargo, hay temas que siguen siendo una fuente de desencuentros que quedan sin resolver. El más relevante de ellos se refiere a las posiciones divergentes en cuanto a Siria y su guerra civil. Porque aunque Erdogan ha acabado por aceptar el papel fundamental que está jugando Rusia en ese conflictivo escenario y coincide en la necesidad de combatir al Estado Islámico o Daesh, mantiene simultáneamente aún que Bashar al-Assad, el firme protegido de Putin, tiene que dejar el poder. Por lo pronto, ambos mandatarios han dejado de lado los temas espinozos, aunque de momento Erdogan tiene una posición más débil, puede ser que en el futuro próximo las cosas cambien y el resultado de la alianza podría también modificarse.
Desavenencias entre Brasil y Uruguay
La crisis del Mercosur por la incertidumbre en relación con la presidencia temporal de Venezuela, que debería haber empezado en julio, ha provocado esta semana, por primera desde hace años, desavenencias entre Brasil y Uruguay. Brasilia y Montevideo ocupan lados opuestos en la disputa: mientras que el Gobierno interino brasileño, con el respaldo de Argentina y Paraguay, se niega a entregarle la presidencia del bloque al presidente venezolano Nicolás Maduro, el Ejecutivo uruguayo insiste en que hay que seguir las reglas del grupo y permitirlo. La tensión alcanzó un nuevo nivel este martes, cuando el diario uruguayo El País publicó que el canciller uruguayo, Rodolfo NinNovoa, acusó a su homólogo José Serra de tratar de "comprar" el apoyo de su país en la contienda. Brasil llegó a llamar a consultas al embajador de Uruguay, un gesto diplomático firme para mostrar su descontento. Los ánimos se han calmado este miércoles, con un comunicado del gabinete de Novoa que asegura que se trató de un "malentendido" que ya está aclarado. En Brasilia, Serra anunció haber hablado por teléfono con su colega uruguayo: "Ya no hay ningún problema", apuntó. "El ministro uruguayo de Relaciones Exteriores me dijo que hubo un malentendido, un equívoco de su parte", afirmó Serra. El ministro interino estuvo en julio en Montevideo para discutir la cuestión venezolana, pero, este miércoles, no quiso entrar en detalles sobre la conversación mantenida con Novoa. Alegando que sería "indiscreto", el canciller no quiso decir si el uruguayo pidió perdón al Gobierno en funciones de Brasil.