Bernardo Ardavín Migoni
Las pasadas elecciones podrían ser un parteaguas en la transición política de México
Las pasadas elecciones intermedias, tanto de manera inmediata como indirecta, parecieran constituir un parteaguas que está replanteando la vida política del país con enormes consecuencias. Como todos los momentos críticos la situación entraña riesgos enormes, pero también, sin duda, da origen a grandes oportunidades de mejoría que todos quisiéramos alcanzar, no solo a nivel específico de personas y situaciones determinadas sino, sobre todo, que se tradujeran en una consolidación y mejoría sustantiva de nuestras instituciones, de tal manera que los cambios fueran más profundos, estables y consistentes.
La ley, sin la capacidad de coacción, para los bandidos es totalmente ineficaz
Han habido numerosas iniciativas de ciudadanos que se han organizado para hacer cabildeo ante las autoridades, y para incidir en el marco legal con el objeto de obligar a que se cumpla la ley, y que los infractores de ella sean castigados. Como bien sabemos, la fuerza sin la ley es mera violencia que se presta para todo tipo de excesos, pero la ley sin la coacción es totalmente ineficaz, de tal manera que los delincuentes deben someterse a ella, obligados cuando, de manera persistente la violan generando el caos y, en última circunstancia, propiciando la anomia, en la cual lo único que prevalece es la violencia. La paz, siempre supone la justicia.
¿Qué debemos hacer?
Es importante señalar que una de las formas más perniciosas de la corrupción es la prostitución de la política, actividad humana del más alto rango, porque de ella dependen todas las demás en el ámbito social, económico, jurídico, educativo, cultural...
Hablamos de la política en el sentido amplio, dimensión en la que debiéramos estar involucrados todos los ciudadanos sin excepción, por consideraciones cívicas, y también éticas, para la consecución del bien común que es su objeto propio y tarea de la sociedad entera.
Por ello, resulta sumamente grave que la política abandone la búsqueda del bien común para concentrarse en la satisfacción de los intereses de personas y grupos, con el agravante de que muchos de ellos sean, por su propia naturaleza, ilícitos.
En estos tiempos críticos para nuestra querida Patria, nadie se debe excusar de su participación exigiendo la recuperación del Estado de Derecho.