Pablo Mier y Terán
Cuando el pasado 17 de mayo el Presidente Peña Nieto anunció la iniciativa que propone legalizar los llamados "matrimonios Gay" en el país, posiblemente no pensó que estaba dando origen a uno de los movimientos sociales más articulados que se hayan generado en el México moderno. Más de un millón y setecientas mil personas en 130 marchas simultáneas jamás se habían visto en México.
Todo inició meses antes de la iniciativa de EPN con la recolección de firmas para lo que sería la primera iniciativa ciudadana de cambio constitucional presentada por el Consejo Mexicano de la Familia al Senado el 2 de febrero de 2016 junto con más de 240 mil firmas de mexicanos, solicitando la modificación del Artículo 4o Constitucional blindando a la Familia, entre otras cosas, que se reconociera el derecho de los padres a educar a sus hijos. La iniciativa fue recibida y las 240 mil firmas validadas; sin embargo, a la iniciativa no se le ha dado trámite alguno en el Senado.
El FNF es una coalición de fuerzas con dirección común que aglutina a cientos de organizaciones de la sociedad civil organizada orientada a la promoción de la Familia; aunque se detonó con la iniciativa presidencial, no se agota ahí; aunque la iniciativa de EPN se empolve y se archive, el Frente Nacional por la Familia –aseguran sus líderes– seguirá trabajando.
Decir que el FNF es un grupo religioso, extremista, intolerante, violento o secreto, es desconocerlo por completo. En el Frente Nacional por la Familia hay de todo y caben todos, es un mosaico de culturas y tradiciones como mosaico es México. En las marchas, muy alegres por cierto, había gente de todos los credos religiosos y hasta sin credo alguno; pude escuchar consignas y mirar carteles, pero ninguno de ellos ofensivos. Vi viejos y jóvenes, sanos y enfermos, ricos y pobres; en fin, había de todo, porque todos cabían. Observé incluso algunos gay a quienes también les preocupa su familia.
El tema de las bodas gay se solucionará de un modo u otro; con seguridad, el talento de nuestros legisladores sabrá encontrar el modo de que los homosexuales tengan todos sus derechos y puedan, si así lo desean, amarse y unirse sin discriminación alguna –¡no faltaba más!–, y al mismo tiempo mantener intacta –por ser clamor popular– la figura del matrimonio, que no es la única alternativa para quienes quieren unirse. Hay que recordar que existen las sociedades de convivencia.
El Frente Nacional por la Familia se ha comprometido con un tema al que la sociedad mexicana es muy sensible: la libertad de los padres a la educación de los hijos; luego vendrán –supongo yo– otros temas como los cuidados de la madre en el embarazo y los apoyos a las familias más necesitadas por parte del Estado; y quizá –porqué no– de la sociedad civil.
Al cierre de la Marcha Nacional por la Familia enla Ciudad de México, el pasado día 24 de septiembre, escuchamos el anuncio del Frente Nacional por la Familia de constituirse en un movimiento cívico permanente que buscará incidir, por la vía del diálogo, en la agenda pública de nuestro país, por el bien de la Familia, de las familias todas, porque, quién podrá negar que una madre soltera que vive con sus hijos no forma una familia, lo mismo que un padre viudo o una abuela que cuida a sus nietos, solo por citar algunos casos. Si en México hay 32 millones de hogares a los 32 millones de familias que ahí habitan las tendrá que mirar el Frente Nacional por la Familia.
Un logro importante en el que todo México está de acuerdo, gente en la calle y en las redes sociales exigiendo respetuosamente sus derechos, solicitando diálogo, participando.
¡Viva la democracia!