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Una denuncia profética

jose-sanchezÓscar Fidencio Ibáñez

Una estudiante colombiana se graduó dos días antes de la ceremonia de canonización de 7 nuevos santos, ella pidió como regalo estar presente en el evento; así que el mismo día de su graduación tomó el avión para estar presente en tan significativo acontecimiento. No puedo dejar de admirar el arrojo y determinación juvenil que siempre hacen la diferencia en el mundo.

Hace casi un siglo, un joven mexicano de apenas 14 años de edad entregó su vida por sus ideales: su libertad religiosa, su fe y su familia. El contexto de persecución religiosa en el que sucedió su martirio es similar a la persecución que hoy sufren millones de cristianos en el mundo: familias enteras son vejadas, expulsadas de sus hogares o asesinadas, incluyendo a miles de jóvenes que siguen dispuestos a entregar su vida para defender y mantenerse fieles a sus convicciones.

En una época que es definida por la falta de compromiso de la juventud, ofrecer la vida por una íntima convicción personal adquiere una dimensión de denuncia profética. Miles de cristianos son masacrados frente al silencio de quienes quisieran pensar que esas cosas no suceden. Quizá ésta sea la "razón" por la que hoy es canonizado un niño mártir de la persecución religiosa en México, conocida como "la Cristiada".

Junto con el mártir mexicano y otros 5 santos, el Papa Francisco canonizó a un sacerdote argentino conocido como el "cura gaucho", José Brochero. A la ceremonia asistió, además del presidente argentino, una nutrida delegación de funcionarios de ese país. En un lamentable contraste, por parte del gobierno mexicano no asistió el presidente, ni un representante de la cancillería, ya que la embajada está vacante. Sólo un servidor público adjunto de una Dirección General.

Pareciera que el gobierno de México no se alegra con que la Iglesia presente como modelo para el mundo a un joven mexicano ejemplar. A veces, las cosas que no quieren ver los gobiernos son las más importantes para el pueblo, como en este caso, cuando urgen ejemplos de lucha y convicción para la juventud.

Cuando los modelos de vida dominantes para los jóvenes definen al éxito como el placer, el consumo y el dinero, es importante conocer que hay quienes optan por el sacrificio, la familia y el testimonio de una vida que se define por las convicciones espirituales.

Los creyentes sabemos que tenemos cuerpo y alma; y que así como el cuerpo necesita alimentarse para sobrevivir, también el alma requiere de un alimento especial para fortalecerse, y por ello pedimos a Dios: "Crea en nosotros un corazón generoso y fiel, para que te sirvamos siempre con fidelidad y pureza de espíritu".

El Papa Francisco durante la ceremonia de canonización explicó la necesidad de que hagamos oración unos por otros, para que nos apoyemos y no caigamos en el cansancio, para que podamos ser como los nuevos santos: "Ellos han alcanzado la meta, han adquirido un corazón generoso y fiel, gracias a la oración: han orado con todas las fuerzas, han luchado y han vencido".

El creyente sabe que no puede solo, y que siempre tiene a Dios, a quien puede clamar desde su debilidad, para hacer las cosas que humanamente parecen imposibles, la oración es el acceso al poder de Dios, y es el alimento del alma que la dispone para amar y servir a los demás, hasta la entrega de la vida si es necesario. San José Luis Sánchez del Río, niño mártir mexicano, ruega por nosotros para que nuestra vida se convierta en un grito silencioso de ¡Viva Cristo Rey!