Pedro de Legarreta Lores
Desde Los Angeles hasta Crescent City en el norte del estado, se extiende la autopista 101, una de las carreteras más largas e importantes de ese estado; éste miércoles, tras conocer los resultados electorales, cientos de personas, especialmente jóvenes se manifestaron en contra del magnate recién electo: "No eres mi presidente" y "Esperaba más del electorado de mi nación" entre otras, fueron las frases esgrimidas por los manifestantes, los cuales finalmente fueron detenidos y/o dispersados para liberar la vía, pero eso no acabó con la inconformidad que cada día se manifiesta a través de una nación seriamente confrontada en una de las elecciones más reñidas de la historia, aunque los resultados de los votos de los colegios electorales no lo refleje.
Hillary Clinton obtuvo un poco más de votos populares, pero con la regla de los votos ponderados, el empresario neoyorkino obtuvo la victoria gracias al estado de Florida, o el voto rural, o el voto próvida o alguna otra combinación de factores que se desee analizar, lo cierto es que esto fue de manera legal y aceptada. Lo malo es que en su recorrido a la Casa Blanca levantó muchas pasiones y dividió profundamente a una sociedad ya de por sí dividida.
En el mundo que vivimos, muchos han señalado a Donald Trump como populista, en lo personal (sin descartar esa definición) creo que lo que en realidad posicionó al candidato Republicano fue su discurso antisistémico, el mismo que ha impulsado a Podemos en España, a Syriza en Grecia, a Morena en México y a otros muchos políticos en el mundo entero. El resentimiento de la sociedad actual es contra un sistema que no les está dando el Estado de Bienestar que les ha prometido las últimas tres o cuatro décadas... el problema es que esos mismos políticos antisistema no han logrado remontar las dificultades y ellos mismos empiezan a ser cuestionados, dejando a la sociedad sin esperanza y sin un visible camino hacia el futuro.
Trump ha prometido a sus seguidores generar empleos, recuperar la infraestructura y abatir la deuda con un presupuesto balanceado, ¡una quimera!. Para lograrlo seguramente se rodeará de los mejores y más inteligentes colaboradores, y contará con la mayoría republicana en la Cámara de Representantes y el Senado, pero aún así no será fácil.
Junto a esto, tendrá que enfrentar la realidad de un mundo convulso, interrelacionado e interdependiente, en el que cerrar las fronteras no es tan sencillo y, más allá de filias y fobias, necesita coordinarse con muchas naciones, entre ellas sus vecinos, aunque sean chaparros y prietos y se estén llevando los empleos de la clase trabajadora americana.
Una terrible desilusión tendrá al ver que la construcción de un muro no detiene el flujo ilegal de personas provenientes de américa latina, en buena parte porque su propio servicio de migración está corroído por la corrupción del dinero del narcotráfico, el cual proviene de los consumidores de drogas en su propio país. En fin, que los retos para Trump, y para el mundo entero tras esta elección, siguen siendo los mismos, y cada día más apremiantes, y para resolverlos nos necesitamos los unos a los otros.