Pamela Olvera Morales*
En 2015, la producción de petróleo de Irán cayó a 2.8 millones de barriles diarios, de 3.6 millones en 2011. Sin embargo, desde junio de 2016 la producción iraní ha logrado elevarse a niveles de 2011, nuevamente a raíz de la disminución de las sanciones acordadas a principios de año. Esto ha sucedido en el contexto de una sobreoferta mundial de energía que redujo drásticamente los precios del petróleo el año pasado.
Los actuales precios del petróleo son consecuencia de un largo y, en algunas ocasiones, complicado camino hacia el consenso por parte de los Estados miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) desde abril de 2016. Sin embargo, el pasado 30 de noviembre, el cartel petrolero acordó recortar la producción de petróleo en 4.5% (1.2 millones de barriles diarios), con excepciones para Irán, Libia y Nigeria, países cuya producción se ha visto afectada por la violencia, así como por sanciones económicas.
Desde entonces, uno de los principales precios de referencia del petróleo, el West Texas Intermediate (WTI), ha pasado de 49 dólares, al cierre de noviembre de 2016, a cerca de los 54 dólares por barril en la segunda semana de febrero de 2017. La señal de un gradual aumento en los precios del petróleo ha motivado a Irán a llevar a cabo acciones que detonen el crecimiento y fortalecimiento de su industria de hidrocarburos.
De hecho, en enero de 2017, el gobierno iraní publicó los nombres de las 29 compañías precalificadas, provenientes de más de 12 países, participantes en su Primera Licitación de proyectos de hidrocarburos del pasado 15 de febrero. Lo anterior, bajo el nuevo y menos restrictivo modelo de Contrato Petrolero de Irán (IPC, por sus siglas en inglés). El nuevo modelo contractual ofrece contratos de 20 a 25 años, lo que permite una recuperación de costos mucho más larga después de la primera producción, ofreciendo a las empresas extranjeras mayor certeza e incentivos para invertir.
Sin embargo, estas nuevas oportunidades podrían verse opacadas por las recientes tensiones con el gobierno del presidente Donald Trump, quien ha argumentado que eliminará el acuerdo nuclear entre Irán y las potencias mundiales. De hecho, el pasado 10 de febrero la administración de Trump hizo su primera jugada al imponer nuevas sanciones a Irán, en respuesta a una prueba de misiles balísticos del gobierno de Hassan Rouhani.
Por su parte, el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, pidió al pueblo iraní aprovechar el aniversario de la revolución, que derrocó al shah Mohamed Reza Pahlevi, respaldado por Estados Unidos en 1979, como una oportunidad para responder a la agresiva retórica del gobierno de Trump.
Si las tensiones entre Estados Unidos e Irán continúan escalando, deberemos estar atentos, dado que de ocurrir un evento en el que la producción petrolera iraní vuelva a ser limitada por una nueva imposición de sanciones, los precios del petróleo podrían experimentar un nuevo y quizá más pronunciado aumento; trayendo consigo las conocidas consecuencias, tanto para los países productores, como para los consumidores.
*Titular de la Cátedra BP-Anáhuac en Estudios Estratégicos, Universidad Anáhuac México.