Antonio Maza Pereda
Con bastante anticipación a las elecciones del 2018, se anuncia un debate entre el más permanente de los candidatos presidenciales y el actual gobernador de Veracruz. Supongo que no será el único: ya pasaron los tiempos en que todos esperaban hasta el último momento para iniciar las campañas electorales.
Lo que me preocupa es que estos debates se centren, como en buena parte ocurrió en Estados Unidos, en las personas y no en los programas de trabajo. Desgraciadamente, parece que la clase política ha perdido la habilidad de argumentar con lógica sus plataformas electorales, ha renunciado a convencernos por la fuerza de sus argumentos y de su pertinencia, y se dedican a convencernos de que el contrincante es malísimo, que no tiene las cualidades para ser aspirante al cargo que intenta obtener.
Me parece que la clase política, buena parte de los medios y de la población han aceptado uno de los sofismas más frecuentes: creer que, si demuestro que el otro es malo, quiere decir que yo soy bueno. Y esto es claramente equivocado. El hecho de que el otro esté en el error no significa necesariamente que yo esté en lo correcto. Podríamos estar los dos en el error. O parcialmente en lo cierto, desde algún punto de vista.
Desde luego, siempre será más divertido y sabroso ver cómo se destrozan unos a otros los miembros de la clase política. Pero ese no es el punto. La mayoría ya estamos bastante convencidos de que todos son malos; lo único que discutimos es cuál es el grado de su maldad. Sería importante que, por una vez, discutamos programas, discutamos la viabilidad y la lógica de las propuestas, discutamos el modo como las llevarán a cabo.
En las próximas elecciones de 2018 podría estarse jugando un cambio de modelo de nación. Es importante que todos entendamos qué es lo que esto significa. La simpatía, la galanura, la facilidad de palabra, no son lo más importante. Sí, importa quién es el candidato y también su credibilidad. Pero también cuáles son sus propuestas y si estamos dispuestos a votar por ellas.