Antonio Maza Pereda
Uno de los trucos más utilizados por la clase política cuando no tiene argumentos para defender sus acciones o sus dichos, es cambiar el tema, preferiblemente a través de un ataque. Personal, si es posible. Increíblemente, la ciudadanía seguimos cayendo una y otra vez en esa trampa. Es importante describirla a detalle para que no siga ocurriendo.
El caso del Obispo Ramón Castro Castro es muy característico de esta táctica, pero de ninguna manera es único. El Sr. Obispo de Cuernavaca, haciéndose eco de su feligresía y de los hechos que están a la vista de todos los ciudadanos de su diócesis, señaló que no es cierto que haya disminuido la violencia en el Estado de Morelos. Esto lo niega el Gobernador y una parte importante de las fuerzas políticas, pero la ciudadanía no les cree. El resto, usted lo conoce.
Lo que sigue es un ataque personal, incluyendo calumnias, al Obispo de Morelos. Y el truco funciona. Deja de hablarse del problema de inseguridad que tiene la entidad. La atención se centra en demostrar que esas acusaciones son infundadas. La feligresía, entendiblemente, se aboca a defender a su Obispo. Otros organismos nacionales se hacen eco de esta reacción. Una buena parte la ciudadanía del estado, aún la no católica, se une a esta repulsa. Excelente reacción, por supuesto. Digna de alabanza.
Pero el resultado es que ya no se habla del tema original. Ha cambiado el asunto. Porque, para efectos prácticos, ya no se habla de la situación de inseguridad que tiene el Estado, de la parte de responsabilidad que le toca a sus autoridades, ni de las soluciones que pueden ofrecerse. A los medios, por supuesto, lo que les interesa es lo novedoso, lo escandaloso. Las acusaciones al gobierno estatal ya son noticia vieja. Lo interesante, lo impactante, es el caso del Obispo al que se le amenaza con llevarlo a la cárcel y las acciones que toman sus feligreses para defenderlo. Una vez que pase la novedad, habrá otras noticias y se nos desviará la atención. Otra vez.
De poco importará que se haya demostrado que se mintió en sus acusaciones al Sr. Obispo. Eso no es noticia. Nadie compra un periódico porque tenga a ocho columnas la noticia de que se encontró a un político mintiendo. Es tan frecuente que resulta aburrido.
Podríamos cuestionarnos: ¿No será que la ciudadanía tenemos un síndrome colectivo de déficit de atención? ¿No será que no tenemos la capacidad de mantener la atención en un tema por un tiempo largo? ¿Será que sólo nos importa lo escandaloso, lo amarillista, lo que vende periódicos o eleva los puntos de rating?
Sí, parece que seguimos tropezando nos con la misma piedra. Una y otra vez. Por eso el truco funciona. Y seguiremos tropezándonos hasta que entendamos de qué manera nos están manipulando.