Pedro de Legarreta Lores
El próximo mes de octubre el Instituto Electoral declarará abierto el proceso electoral 2018, en Sinaloa por primera vez de manera concurrente elegiremos diputados y alcaldes además de presidente, senadores y diputados federales. Pero aunque las elecciones inician formalmente hasta dentro un par de meses, la realidad es que desde hace tiempo ya estamos inmersos en la sucesión presidencial y, aunque no lo parezca, el candidato a vencer será el del PRI... ¿por qué?
El PRI ha apostado, con éxito, a la fragmentación de la oposición; aún suponiendo que el PAN y el PRD fueran juntos a la elección a la presidencia, al menos existirán otros dos candidatos: AMLO y un independiente, con lo que la elección tendrá un mínimo de cuatro contendientes a los que el PRI enfrentará con su 15% de voto corporativo.
En segundo lugar, el Revolucionario Institucional apuesta - más aún, promueve - al abstencionismo. Si cuenta con 15% del padrón, con 50% de abstencionismo se convierte en 30%. Todas las acciones de violencia y falta de respeto a la ciudadanía, todo el miedo que se genera en las calles y comunidades, todo el enojo que provoca la clase política con sus "errores" van encaminados a alejar a la sociedad de las urnas, mientras menos electores voten en junio, más vale el voto corporativo y el voto comprado.
La tercera estrategia es "todos son iguales"; un día sí y otro también, los ciudadanos se quejan de todos y cada uno de los partidos políticos, y éstos le facilitan las cosas al buscar sacar ventajas de la corrupción y el modus vivendi que han instaurado tras décadas de ejercicio corrupto y corruptor del poder... pero aún con los múltiples errores que tienen, no son iguales al PRI.
Si lo anterior no fuera suficiente, se permite y alienta el fortalecimiento de la candidatura de López Obrador aún contraviniendo las leyes, dotándolo de recursos y creando las condiciones para que crezca, para después señalarlo como el villano, convertirlo en el peligro a vencer y generando el voto útil necesario para que, por miedo, se vuelva a elegir a los mismos de siempre... y al final contarán con el comportamiento leal del candidato eterno, que generará incomodidad a la ciudadanía, pero nunca al poder.
Finalmente, el PRI impulsa causas ciudadanas como la transparencia, la segunda vuelta, el gobierno abierto... y tantas otras, que sin duda son importantes y valiosas para la sociedad, pero que le dan campo libre para preparar la sucesión de presidente, senadores, diputados y alcaldes. Por mucho que crezca la exigencia ciudadana, si no se convierte en mayorías legislativas, no pasará nada. Ya lo han expresado así los priístas en múltiples ocasiones, tanto a nivel federal como local. Las leyes y los cambios, se hacen con votos, no con gritos en la tribuna. ¿Qué opina?, ¿va a salir a votar el año próximo?, ¿razonará el voto o lo emitirá con los criterios de siempre?