Juan Antonio López Baljarg
Esta semana tuve la oportunidad de leer el libro "Rola, balón y condón" de Francisco Landero, quién fuera presidente de la Comisión de Juventud y Deporte de la Cámara de Diputados en la LXI Legislatura (del 09 al 12), en el cuál se hace una crítica y una propuesta de política pública de juventud para nuestro país.
Es un análisis profundo y serio que, además, cuenta con la experiencia de Francisco Landero sobre el tema, lo cual lo vuelve un diagnóstico como los hay pocos en nuestro país. Es una lectura obligada para las personas que están inmersas o interesadas en la política de juventud en México.
En la primera parte del libro se hace un análisis histórico de como los gobiernos de nuestro país han concebido a la juventud. En él se denota como muchas veces el desconocimiento, la falta de interés y los prejuicios generados a este sector social han sido la causa de malas políticas de atención a la juventud.
La segunda parte del libro hace mención de los errores más frecuentes al plantear, diseñar e implementar políticas de juventud los cuales mencionaré brevemente:
1. Reduccionismo y determinismo. Es un error no considerar al joven como un ser humano integral, es decir, un ser biopsicosocial. Crear políticas considerando sólo un aspecto de los jóvenes y no su integralidad deviene en políticas reduccionistas y sin profundidad. Un claro ejemplo lo encontramos en las políticas de educación sexual las cuáles en muchas ocasiones se limitan a repartir condones sin considerar la dimensión afectiva ni el entorno familiar y social de los jóvenes.
2. Generalización. Otro error común es tener una visión homogénea de la juventud sin considerar la diversidad que hay en este sector social considerando origen, nivel educativo, grupo social, entre otras variables. Un claro ejemplo está en la definición de joven del Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE) que considera un rango de 12 a 29 años. Esto provoca que las políticas no sean desarrolladas considerando un público meta específico sino general, lo cuál no es eficiente.
3. Cortoplacismo y visión materialista. Uno de los vicios que se encuentra presente en muchos diseños de política pública es la tentación de generar resultados inmediatos y vistosos. Esto debido a la necesidad de demostrar a la sociedad una labor de gobierno eficiente y generar legitimidad para ganar fuerza político-electoral. Esto provoca que las políticas de largo plazo queden abandonadas, siendo estas un pilar fundamental para la reestructuración social. Es más fácil regalar conciertos y becas que entrar a fondo para solucionar los problemas de la juventud mexicana.
4. Superficialidad y desvinculación social. Es un grave error considerar al joven un ente aislado de su entorno social, lo cual es una visión individualista altamente peligrosa. El ser humano aprende y crece con los otros. Muchas políticas promueven una mala concepción de autonomía y empoderamiento de la juventud, desvinculándolo de los lazos naturales que coadyuvan a su formación y desarrollo, como lo es la familia, un pilar fundamental en esta etapa de vida de las personas.
5. Centralismo. El tema de juventud es fundamental para el rumbo de nuestra nación. Es por eso que la participación de los diferentes sectores sociales, en una visón de gobernanza, sean correponsables de la política de juventud. La sociedad civil, las empresas y el gobierno (en sus tres poderes y sus tres órdenes) y los mismos jóvenes, deben participar en el diagnóstico, diseño, implementación y evaluación de las políticas de juventud.
Un tercer apartado hace una propuesta muy valiosa de política de juventud, la cual vale la pena comentar con detenimiento en otro momento.
Este sábado 12 de agosto se conmemoró el Día Internacional de la Juventud. Es un momento importante para que como sociedad reflexionemos y nos reconsideremos qué estamos haciendo hoy para acompañar y proyectar a nuestra juventud, que ya no sólo es futuro, es el presente de nuestro país.
Muchos retos y oportunidades vienen por delante, el diagnóstico y una propuesta de camino ya la tenemos, ahora hay que hacerlo realidad.