Jorge Miguel Ramírez Pérez
Es de enorgullecerse el proceso de producción creciente en Sinaloa.
Ocupa el estado los primeros lugares en hortalizas y en granos, en particular en el maíz que se cosecha. Pero cuando se vuelven una costumbre las buenas noticias, por varios años; las personas tienden a minimizar las amenazas consideradas menores, aunque éstas al paso del tiempo, se acumulen.
Y menos importancia se da, a los reveses novedosos como los estudios de contaminación de aguas por plaguicidas e insecticidas, que parecen hablar de otra dimensión como si nada ocurriera en la realidad. Algunos los señalan, como diciendo es parte de una realidad ineludible; y otros, se molestan con ellos por ser acarreadores de algún mal fario.
La superstición aconseja no hacer real con la mente, lo que puede ser ignorado aunque se convierta en realidad incómoda.
Pero el contexto de negociaciones de México con sus hasta ahora, homólogos en materia comercial, implica observancias que pudieran no haber sido importantes en el pasado; pero en un contexto de interés político de la administración de Trump, si tienen relevancia porque aunque se diga lo contrario, por ahora uno de los objetivos de ese gobernante, es sacar a su país del tan mencionado tratado internacional.
Lo que Trump prometió en campaña fue que los estadounidenses que habían perdido sus empleos, dando por hecho que fue porque los mismos fueron exportados, en alusión a México; regresen a sus lugares de origen donde el desempleo y la falta de horizontes, se convirtieron en las pasadas elecciones en una fuerza que hizo la diferencia a favor del triunfo del republicano. Y tiene que intentar cumplirles, aunque los razonamientos por el estancamiento de la economía en muchas de esas regiones, respondan a otra lógica, que dista mucho de los argumentos manejados con fines electorales.
En ese intento, luego que el desmantelamiento y la reinserción industrial no son tan rápidos como se quisiera demagógicamente, en caso de hacerse; le van a pegar por consiguiente a la producción de alimentos exportables de pasada, para ver si aflojan las tuercas y tornillos que sostienen productivamente el acuerdo.
Porque a pesar de que México ya tiene labrado un prestigio con años y sobre todo con el empeño de la calidad necesaria, para competir en mercados disputados en la producción agrícola, no puede dormir el sueño de los justos, es decir no puede desafanarse de algo que puede constituir una amenaza seria, como son las evidencias de sustancias que se usan en la agricultura y que afectan a los cuerpos de agua.
Es cierto que la producción agrícola es una de las fortalezas del país, porque lo que está escaseando en el mundo son los alimentos; sobre todo entendiendo que la demanda ha crecido, tanto por el aumento de la población que dispara los números hacia arriba; como la apertura, se puede decir de nuevos mercados en países, que tenían dietas forzadas, por la penuria de sus economías. Que ahora, están en mejores condiciones que no se daban en décadas o en siglos, incluso; y su gente lo que quiere es comer alimentos que no los limiten al arroz, como en grandes regiones de China que pueden ahora diversificar sus comidas.
Por eso los alegatos legales contra la Cofepris que tiene descubierto el flanco de la protección de la salud en materia de pesticidas, herbicidas e insecticidas, es en el fondo también, una andanada de desprestigio a los productos agrícolas mexicanos, como lo comenté la semana pasada.
Una ofensiva que se urde entre los ambientalistas de Greenpeace, con datos duros que provienen de científicos mexicanos entre ellos de la Facultad de Ciencias de la UNAM, como se indica en el estudio realizado en abril del 2016, que es el documento eje para plantear el análisis de los daños potenciales, no es un elemento menor.
Hay necesidad de escuchar voces institucionales que desmientan o ratifiquen, con propuestas de pronta solución lo señalado por la trasnacional ambientalista, porque definitivamente de confirmarse lo aseverado el golpe está en proceso; porque el aumento del cáncer en el estado, de origen aparentemente inexplicable, en casos de jóvenes y niños, pudiera obedecer a esa situación mal atendida. Y no basta ser efectivos como productores sino también parecerlo, porque eso es imagen y la imagen es la que vende.