Jorge Miguel Ramírez Pérez
Los malos asesores pierden al gobernante. La división irreparable de los reinos de Judá e Israel, se dio porque los asesores de Roboam; el hijo de Salomón con sus malos consejos, le ayudaron a hundirse. La historia tiene muchos casos similares, se puede decir que los políticos deben analizarse siempre, junto con sus asesores.
No hay asesores buenos y político malo o viceversa. El caso de Aristóteles mentor de Alejandro, es uno de los mejores ejemplos de dos hombres de talento excepcional; como lo es, el de otro filósofo: Séneca que debió ser orillado al suicidio, porque a Nerón, su pupilo, que era un joven prospecto, el poder lo enloqueció.
Pero Meade no es un soberano, ni está en el apogeo salomónico, mucho menos tiene la enjundia del macedonio. Meade es producto del partido itamita, una secta priísta cerrada, que forma burócratas bajo el lema de : porque hacer que la gente haga lo fácil, si se la podemos hacer difícil. Con cero experiencia política aspira a ser el político de México. Porque una cosa es hacer que las cifras que piden las calificadoras financieras, parezcan reales; y otra muy distinta dirigir una nave, que requiere cualidades en el timón que por cierto, está a la deriva.
Y en ese contexto el candidato del PRI ha nombrado asesores desempolvados del pasado como José Ramón Martell López Portillo, porque se alebrestaba y lo incorporaron sin ningún juego real; y la sombra andante que es Augusto Gómez Villanueva, uno que fue experto en invasiones de tierra, con costo de vidas campesinas, para hacerle el caldo gordo a los violentos de la disfrazada algarada social del echeverrismo.
Pero si los mencionados se podrían considerar asesores, me imagino que era nada más, para tener gente de los sexenios ya juzgados negativamente, el de López Portillo, pariente de Martell y de su antecesor, el tristemente célebre Luis Echeverría. el peor manipulador del viejo populismo en México.
Pero ahora Meade, aconsejado seguramente por otro de su misma estatura política, Mikel Arriola, el pelotari desconocido, anuncia con bombo y platillo que ya metió a Heriberto Galindo, como su verdadero y futuro hacedor en las lides políticas. Claro que éste sí, llega con las confianzas del candidato priísta, porque repito, Galindo es suegro de Arriola el que hace caer más al PRI, en la Ciudad de México.
De hecho el flamante asesor, desde el año pasado revelo en los medios la fecha del destape y dio las razones de Peña para efectuarlo. Casi le atina, erró en el hecho de que fue Videgaray el destapador oficial del candidato en Acapulco, días antes le ganó la maniobra a Peña.
Formado en las lides de la buena fortuna Galindo, ha tenido puestos desde López Portillo, y ha sido varias veces diputado federal del PRI.
En la sucesión donde surgió Salinas, se la jugó con el jefe del clan Atlacomulco, Alfredo Del Mazo, el segundo; padre del actual gobernador mexiquense, de hecho Galindo es un sinaloense por nacimiento, pero en sí, un político mexiquense que ha intentado llegar a gobernar Sinaloa, con la batuta de los burócratas del centro.
Se le recuerda porque fue el orquestador de una pifia que difundió como buena: que Sergio García Ramírez, el Procurador sería el sucesor de De la Madrid, y cuando algunos acudieron a felicitar al destapado por Galindo, resulto una terrible broma, que le puso punto final a la carrera de grillos avezados, entre ellos Rosell de la Lama que jamás volvió a aparecer en la escena pública.
Aunque Heriberto Galindo tiene muchos contactos e información de columnistas, por su larga carrera, aceitando a periodistas y medios, nadie olvida que puede ser engañado.
Pero lo que se observa del nuevo asesor de Meade no son su desinformaciones, sino que su esquema es viejo.
Es el antiguo libreto, donde el pueblo cuenta cero y las intrigas son todo. Es de los que piensa en el pasillo exclusivamente, para fortalecer al autoritarismo, en su caso, ilustrado.
Meade desesperado, nadie lo saca adelante. Lo suyo es la apariencia de candor, pero lo aplasta la carga de todos los pecados y las putrefacciones de seis años, los peores de México en materia corruptiva.
Robaron, los cacharon y todavía no se dan cuenta, que un estadio completo los estaba mirando. Dejaron huellas por todos lados. Ni el PRI cínico los perdona.
Así que Heriberto Galindo emprende una vez más una aventura en su estilo, de solosabio. Y vaya que tiene experiencia, ha sido asesor de otros políticos que no llegaron, sobresalen: David Ibarra, Alfredo del Mazo, Francisco Labastida y José Antonio Meade que será el cuarto.