No por lo que ocurrió en los años 80’s, cuando la CIA financió al Talibán en su enfrentamiento contra la entonces Unión Soviética… ¡hoy!. Y es que el día de ayer, Bashar Al Assad, en una estratagema propagandística por las dificultades que atraviesa su régimen, acusa a EE. UU. y occidente de estar apoyando a organizaciones terroristas; imagine el impacto de esta declaración menos de 48 horas después de los atentados en Boston, lo interesante es que el dictador sirio puede basar sus dichos en publicaciones de occidente. En este mismo boletín se ha dado cuenta de artículos publicados por New York Times, Washington Post y The Times of London, donde se hacen públicos informes de inteligencia que indican que al menos una parte de los insurgentes de la nación asiática están vinculados a la organización que formara el extinto Osama bin Laden. Esta no es una declaración menor de Al Assad, puede estar logrando complicar el financiamiento de sus acérrimos enemigos, ya que la opinión pública occidental no aprobará que se siga financiando a los que asesinan niños en su propia tierra, pero también nos revela la falta de escrúpulos de los políticos que, argumentando el bienestar de un pueblo ajeno, ponen en riesgo a su propia población al hacer uso de cualquier medio. Hay que aclarar que aquí no se defiende al señor Assad, pero si hay que considerar que todas las acciones que se realicen, sean congruentes con un marco moral y ético, porque lo contrario termina generando más problemas de los que resuelve.