En los últimos años cada vez que EEUU ha querido contener la inmigración ilegal de México hacia ese país, hablan de reforzar el muro, militarizar la frontera, tomar medidas de seguridad…; cada vez que eso ocurre en México se levantan voces de indignación, acusamos de insensibilidad a los norteamericanos, señalamos las faltas de respeto a los derechos humanos, indicamos la cantidad de muertos que esas medidas inhumanas provocarán… ¿Y nuestra responsabilidad? Imagine usted que tiene unos vecinos cuyo hijo suele cruzar el patio que une sus casas para meterse en su cocina y tomar comida de la alacena, aun suponiendo que fuera tan educado como para pagarla, usted no dudaría en decirle a los padres del muchacho que por favor controlen a su hijo, que no le permitan cruzar el patio, y si después de ello los padres no son capaces de controlarlo, sin duda usted construiría una barda. Pues en la frontera pasa exactamente lo mismo, México ha optado por permitir que sus ciudadanos crucen ilegalmente la frontera para con ello mitigar el problema social, mientras que EEUU se hizo de la vista gorda, no pasó nada, pero ante la llegada de cada vez más gente, no tuvo más remedio que buscar los mecanismos para controlar la inmigración. Si le da resultado o no, no es nuestro problema, a nosotros nos toca educar a nuestra población para que utilice los caminos aprobados para ello. La actual reforma migratoria de Estados Unidos, considera visas temporales de trabajo, esta será una magnífica oportunidad para empezar a comportarnos como vecinos responsables y nuestro gobierno implemente una migración laboral ordenada, de manera que del otro lado de la frontera empiecen a vernos de otra forma, tal vez entonces tengamos autoridad moral para rechazar este tipo de medidas de seguridad, pero finalmente es su casa y ellos saben como la tratan.