Finalmente los estudiantes de educación básica de nuestro país iniciaron su período vacacional, un período que por lo demás será el más breve en la historia hasta ahora y que tiende a reducirse cada vez más. Según algunas personas informadas, el plan es que al final las vacaciones escolares se reduzcan a 15 días, de manera que estemos igual que en Japón. Desafortunadamente creo que el camino que se está eligiendo es el menos adecuado, Japón invierte 21.6% del PIB per cápita en sus alumnos de primaria, mientras que en México ese porcentaje es de 13.7% (cifras de 2008 para ambos países), además de que la diferencia es significativa en el porcentaje, también lo es en el tamaño del ingreso: Japón 33,733 y México 14,564 (entre 2005 y 2010), esto indicaría que el monto destinado a educación por alumno en Japón es de 7,286 dólares, mientras que en México es de 1,995. De ahí se desprende que no se pueden proporcionar los mismos servicios, las mismas instalaciones, brindar la misma capacitación y dar los mismos salarios a los maestros en ambos países. Querer igualar los tiempos dedicados a la actividad escolar, sin poner atención al resto del sistema educativo es pura necedad. ¿Qué van a hacer nuestros hijos con 240 días efectivos de clases? ¿aprender más contenidos? ¿hacer más ejercicios? No contamos con laboratorios o canchas deportivas en la escuela, por lo que más tiempo en esta debe ser tiempo en el aula ¿de verdad piensan que van a aprender más por estar más tiempo ahí? Esperemos que nuestras autoridades educativas tengan un mejor plan, desgraciadamente no informan a la sociedad cuales son estos, por lo que no podemos hacer nada más que suponer, y la historia (la reforma de 1991 lo que hizo fue aumentar los días y no ha modificado los planes, ni siquiera hasta el día de hoy) nos enseña a desconfiar de estas decisiones.