Ya concluyeron dos periodos de la LXII legislatura, hace un año nos recetaron las patrañas de la creación de una comisión nacional anticorrupción, la ley de transparencia para todos los órganos del gobierno y la elaboración de cambios legales para que una comisión ciudadana supervise los contratos del gobierno con los medios, afortunadamente sacaron adelante las reformas de educación, aunque falta su ley reglamentaria y al paso que vamos le tocarán a nuestros bisnietos; se aprobó la reforma en materia de telecomunicaciones que autoriza a Carlos Slim a hacer negocio con los Azcárraga y los Salinas y se aprobó la reforma laboral que reconoció lo que viene pasando en materia laboral hace muchos años en nuestro país, pero no introdujo nada nuevo. Las reformas fiscal y energética… “luego, hay tiempo, no nos presionen” parecen decir los diputados, que eso si, cobran unas dietas bastante gordas. Sería interesante que vieran lo que opina el primer ministro británico sobre el aumento salarial que, por ley, se tiene que otorgar en estos días a los representantes en el parlamento de ese país. La de por sí sonrojada cara de David Cameron, se tornó carmesí, y es que vienen elecciones en aquel país, y tanto él, como los otros dirigentes de partidos políticos están exigiendo que se derogue la ley que obliga a dar aumento salarial cada año a sus legisladores: “No está el horno para bollos” dijeron. Pero aquí, esas cosas no pasan, los ciudadanos no se quejan, 400 mil pesos más o menos en la cuenta de un senador o un diputado es pecata minuta, algo que al ciudadano de a pie le tiene muy sin cuidado, ¡para eso pagamos impuestos!, ¡para que nuestros políticos se den la gran vida sin necesidad de legislar!. ¿Reformas estructurales?, es contrario a la soberanía, el que venga en 2018 lo tendrá que arreglar, nosotros nos vamos de vacaciones, dicen los legisladores mexicanos.