Con el escándalo egipcio, el panorama internacional poco se fijó en el incidente que protagonizó el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien fue bloqueado en su intento de regresar de la cumbre de países exportadores de gas que tuvo lugar en Rusia, encabezados por Vladimir Putin.
Ya en alguna ocasión se comentó en este espacio la guerra de intereses que están jugando EEUU y Rusia en el tablero internacional, como respuesta al apoyo de Obama a los rebeldes Sirios, y buscando darle un dolor de cabeza con el tema Snowden, el presidente ruso se tomó la foto con los archienemigos (de juguete) del imperio: Venezuela, Bolivia e Irán, y de paso filtró el rumor de que el traidor Snowden viajaba de regreso con el presidente boliviano para de ahí pegar el brinco con el comparsa Correa, fue tan grave la aprehensión norteamericana, que hasta una solicitud formal de extradición hicieron al Ecuador, pero todo resultó una farsa.
Los que quedaron muy mal fueron los portugueses, españoles, franceses e italianos que le impidieron el paso, y los suizos que le revisaron el avión. Lo menos que se puede decir es que es una descortesía, pero a esos niveles es un claro acto de provocación, para gente que poco necesita para respingar. Morales no tardó en señalar que era una falta de respeto para TODA América Latina y el Bocazas Jr. se subió al ring, como si de la secundaria se tratara y le dijo a Estados Unidos: “Lo que quieras con él, conmigo” Y por supuesto, Rusia no tardó en salir a señalar que era una absoluta falta de respeto. En todo este embrollo el único que ha ganado algo es Vladimir Putin, quien ha conseguido que Rusia vuelva a ser considerada como un actor relevante en el concierto de las naciones, esperemos que estos incidentes no pasen a mayores.