El día de hoy inicia el primer viaje (internacional) pastoral del primer Papa Latinoamericano, y precisamente lo hará a un país latinoamericano, de hecho al país con más católicos de todo el mundo. La Jornada Mundial de la Juventud fue creada por Juan Pablo II en una nueva forma de ejercer el papado, un papado itinerante, y en ese papado itinerante los jóvenes siempre formaron una parte crucial de su agenda. Ahora a casi 30 años de su creación, se espera que participen más de dos millones de jóvenes de todo el mundo, es un acto religioso, pero al mismo tiempo es una fiesta. Todos los que han participado alguna vez tienen recuerdos imborrables de este tipo de sucesos que les impulsan en su vida cristiana y lo comparten con el resto de las comunidades de las que provienen, este es un evento que marca al joven cristiano para toda su vida y también deja una huella indeleble en el país anfitrión. Por primera vez este evento será presidido por el Papa Latinoamericano, será interesante el mensaje que deje a los jóvenes, muy cerca de la tierra que lo vio nacer, y seguramente habrá novedades, que en el estilo propio del Papa Francisco, empiezan a ser sorpresas esperadas. El reto para las autoridades brasileñas es grande, después de las revueltas que se dieron en la copa confederaciones, habrá que esperar manifestaciones de rechazo a la visita del papa, que aunque se justificarán por el supuesto enorme gasto que representa la visita para el estado, en realidad son manifestaciones de odio al mensajero de Cristo. Ya se vio esto en la Jornada Mundial de la Juventud de 2011 en Madrid, donde las quejas fueron apagadas por el entusiasmo y la enorme afluencia de peregrinos que en aquella ocasión quisieron acompañar a Benedicto XVI; acompañemos en la oración al Papa Francisco y a los peregrinos de Rio de Janeiro, para que esta Jornada sea también un éxito.