En la última semana, el medio oriente ha agudizado su situación crítica, especialmente por la amenaza de Al Qaeda
descubierta, según fuentes norteamericanas, por la escucha realizada por la NSA (Agencia de Seguridad Nacional por
sus siglas en inglés), lo que motivó el cierre de embajadas en aquella región del mundo, el ataque con drones en
Yemen y que al parecer han provocado ya la muerte de al menos cuatro supuestos miembros de la organización
terrorista, pero también en estos momentos se revela que el número dos de la CIA, Michael Morell, teme que la caída
de Al Assad provoque el fortalecimiento de Al Qaeda, al contar con el armamento que los propios norteamericanos
proporcionarían a los rebeldes sirios, y convirtiendo a este país en una alternativa a Paquistán, donde actualmente se
refugian, principalmente. La política en la zona se complica por la incursión de sirios a Líbano, un país con población
cristiana y musulmana, donde han aflorado las diferencias entre las diferentes manifestaciones religiosas, y donde las
confrontaciones no son solo entre cristianos y musulmanes, sino incluso entre musulmanes de diferentes corrientes
alentados por el poder sirio. La presencia de Hezbollah en ese país, además, pone al Líbano en medio del fuego
contra Israel, y el país que en la década de los 70’s era conocido como la Suiza de Oriente Próximo, hoy se encuentra
sumido en la inestabilidad y con un presidente expatriado para evitar mayores tensiones. En tanto, la conclusión del
Ramadán, mes del ayuno obligatorio para el Islam, renueva las protestas en Egipto, donde los seguidores de Mursi
exigen al régimen instalado por el ejército que libere a Mursi y lo restituya en el poder. La tensión en la zona no
disminuye, antes se ve crispada por los intereses de grupo a pesar de millones de personas de buena voluntad.