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Invitación al ayuno y la oración del Papa Francisco

pppaparezando190813El tema que todos quieren analizar y comentar es el del informe de gobierno de Enrique Peña; sin embargo, hay un tema de mucho mayor trascendencia el día de hoy, que está en el aire desde la semana pasada y del que quizá no hemos entendido la magnitud, es el de una posible intervención de EEUU en Siria, la cual se daría en medio de una región envuelta en el caos social, político y económico, a pesar de la oposición de China y Rusia.
En este contexto hay que entender el llamado que hizo el domingo por la mañana el Santo Padre para una jornada de ayuno y oración por la paz en Siria, el Medio Oriente y el mundo entero.
En primer lugar, el ayuno y la oración son un acto penitencial. Así se suscribe esta acción en la tradición judeocristiana y lo deja muy claro el catecismo de la Iglesia Católica: “La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura y los Padres insisten sobre todo en tres formas: el ayuno, la oración, la limosna...” (CIC #1434).  Entonces el llamado del Papa debe ser entendido como un acto penitencial de desagravio por todos los pecados del mundo, un acto donde nos reconciliemos con nosotros mismos y con los demás, porque al final de cuentas, la guerra no es más que la expresión exacerbada de la violencia que estamos viviendo en nuestro interior.
Las palabras del Santo Padre, previas al ángelus del domingo, son un grito de agonía: “Hoy, queridos hermanos y hermanas, quisiera hacerme intérprete del grito que sube de todas partes de la tierra, de todo pueblo, del corazón de cada uno, de la única gran familia que es la humanidad, con angustia creciente: ¡es el grito de la paz! El grito que dice con fuerza: ¡queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz, queremos que en nuestra sociedad, destrozada por divisiones y por conflictos, estalle la paz; nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra!”.
Sin duda el Papa, con la experiencia humana acumulada por siglos de historia en la Iglesia y por la profundidad espiritual que tiene, nos está llamando a este acto penitencial para evitar mayores males, para motivarnos a una acción que hoy urge a la humanidad. Construir la Paz desde nuestros hogares, pero también presionando a la comunidad internacional para que no use más la guerra como acto de reparación de los daños que cometen algunos malos gobernantes. Sumémonos este sábado a las intenciones del Papa con nuestro ayuno y oración u otro medio, pero hagámoslo.