A raíz de la crisis económica mundial de 2008, el G-20 se transformó en una reunión de Jefes de Estado y de Gobierno para que las 20 economías más grandes del mundo se dedicaran a fortalecer y estabilizar la economía y buscar mecanismos de colaboración para lograr un mayor crecimiento de las naciones. Evidentemente los países que prevalecen en estas reuniones por su posición y desarrollo son: Estados Unidos, China, Japón y la Unión Europea, los demás deben plegarse a las políticas que estos puedan apoyar, pero sin duda es un ejercicio interesante para la cooperación internacional, sin la estrechez del G-8 ni la lentitud burocrática de la ONU.
En estos momentos el G-20 tiene que afrontar el tema de la crisis económica que ha azotado a Europa y repercute en el mundo entero, además de políticas que impulsen el empleo, el acceso al crédito, mecanismos para evitar la elusión fiscal, apoyo al empleo juvenil y de grupos vulnerables, etc. Pero está agenda se verá descarrilada por Obama.
El Premio Nobel de la Paz va a la reunión del G-20 a promover la guerra, así, con esas palabras. La mayor preocupación de Obama en este momento es Siria y está buscando el respaldo de más naciones para “castigar” al régimen de Assad, a lo que se oponen Rusia y China, toda vez que no están convencidos que las pruebas indican que el régimen sirio fue el que empleó las armas químicas. Obviamente Rusia y China perciben este interés de Estados Unidos como una lucha de control geopolítico de la región y disminuiría considerablemente la influencia rusa en la zona.
El resto de los países tienen presentes los fracasos de las campañas de Afganistán e Irak que emprendieron sus predecesores, respectivamente Clinton y Bush; además de una fuerte oposición en la opinión pública en todo el mundo. Y es que la guerra ha demostrado no ser capaz de construir un mundo mejor en esa zona.
Así, esta reunión del G-20 acabará en nada, Obama se opondrá a las propuestas de Putin, quien ostenta la presidencia del grupo, Putin y Xi Jinping se opondrán a que el G-20 respalde la campaña norteamericana en Siria y la reunión terminará en nada.
Bien harían los líderes en escuchar la llamada del Papa Francisco “la humanidad necesita que estalle la paz”, por lo pronto los demás podemos asumir lo que nos toca y acompañarlo el sábado en la jornada de ayuno y oración a la que nos ha convocado.