Finalmente concluyó el proceso electoral 2013 en el estado de Sinaloa, el Tribunal Electoral decidió que las irregularidades “no eran suficientemente graves” como para alterar el resultado de la elección en Ahome y se ratificó el triunfo de Arturo Duarte García.
El Tribunal “reconoce” que hubo irregularidades, la más grave la inequidad en los medios electrónicos de comunicación, pero al no haber monitoreo por parte del Consejo estatal Electoral se desecha por falta de pruebas.
Lamentable decisión del Tribunal, ya que en el fondo de la cuestión se habló de una elección de estado, y el hecho de que el Consejo no aportara pruebas sobre la medición en la difusión de medios electrónicos es una clara evidencia de intervención del poder superior, en este caso el organizador de la elección, para favorecer a un candidato mediante la omisión de su responsabilidad.
De manera que si se desea realizar una elección de estado, hoy en día lo único necesario es contar con el apoyo del órgano electoral, para que este voltee hacia potro lado cuando exista una irregularidad y cuando el juzgador pida las pruebas, éstas no existan.
Finalmente, tenemos una derrota infringida con el auxilio de las autoridades estatales que desde la Secretaría General de Gobierno apoyó de manera descarada al amigo del gobernador, también de las autoridades electorales al ser omisos en el cumplimiento de su responsabilidad y finalmente con el auxilio del propio poder judicial que minimiza la relevancia de las pruebas presentadas.
Pero también es una derrota para la dirigencia del PAN, que no quiso sumarse a la queja de ciudadanos y partidos por la imposición que desde el Congreso del Estado se hizo en la elección de un árbitro parcial, es una derrota por la falta de eficacia en la elaboración e implementación de estrategias electorales a lo largo del proceso y es una derrota por la falta de visión jurídica para defender su causa. Edgardo Burgos Marentes sigue dejando mucho que desear, pero sigue siendo sostenido desde la cúpula nacional, más interesada en su reelección que en el fortalecimiento de su capacidad electoral. Por ello, también es una derrota para ellos.