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InicioEN LA OPINION DE:La danza de los millones

La danza de los millones

billetesLas diferentes autoridades en el estado empezaron a revelar la cuantía de los daños ocasionados por Manuel durante la semana pasada, cuando llegó a Culiacán la lluvia más copiosa en muchos años, tan solo en un día cayó más de la mitad del agua que suele llover a lo largo de todo el año, por lo que no es de extrañar que los daños sean severos, pero desgraciadamente la confianza en los políticos no es moneda corriente en nuestro país.

En una entrevista de radio, el gobernador Mario López Valdez aseguró que lo que requiere Sinaloa son 2 mil 276 millones de pesos, esto incluye los daños agrícolas, carreteros, en infraestructura educativa y de salud, así como vivienda, pesca y acuacultura; por otra parte el alcalde de Culiacán, Aarón Rivas dice que este municipio para levantarse requiere de 389 millones, Salvador Alvarado 100 millones, Mazatlán 17 millones, Escuinapa anticipó 2 millones pero todavía no tiene el calculo terminado, lo mismo ocurre con Mocorito y Sinaloa, además de Navolato.

Desgraciadamente en el pasado, tanto las autoridades estatales como las municipales, han aprovechado la llegada de desgracias como esta para financiar obras que estaban contempladas pero para las que no había recursos. Esto hace que las autoridades federales sean muy escépticas a la hora de entregar el dinero y esto se convierta en un proceso lento, tortuoso y burocrático que termina por lastimar a los ya maltrechos damnificados, además de infringirles nuevas afrentas.

El dinero del FONDEN no es un recurso que salga de un arca mágica, como todo el dinero gubernamental, proviene de los impuestos que paga la población, por lo tanto, y más en este caso que es para apoyar a personas que han perdido mucho, cuando no todo, es indispensable que las autoridades se conduzcan con el mayor decoro y respeto posible para que el dinero llegue a quienes debe llegar.

Las autoridades estatales y municipales deben de dejar de ver este fondo como una tabla de salvación para sacar adelante proyectos que han quedado rezagados por su falta de previsión u honestidad, además que deberían sancionar y exigir resarcir el daño a quienes lucraron metiendo a familias inocentes en zonas que de antemano se sabía que eran de riesgo.