Ninguna ayuda es despreciable en estos momentos de emergencia, la presente crítica no se dirige a la ayuda que prestan algunas personas, ni a sus intenciones, las cuales en conciencia no se pueden conocer sino solo por los actores que las realizan, pero si se puede hacer un análisis sobre las formas y métodos que algunas personas usan en los beneficios que llevan a los damnificados.
Hay dos formas en que algunas personas están sacando del apoyo que brindan a los afectados por las inundaciones provocadas por el ciclón “Manuel” algún tipo de beneficio personal:
La primera es burda y totalmente reprochable, con el pretexto de solicitar ayudas para la gente necesitada, algunos individuos despreciables, solicitan el apoyo de la sociedad en efectivo o en especie para brindar ayuda a los damnificados, son tantos los centros de acopio que han surgido a lo ancho de todo el estado, que es prácticamente imposible supervisarlos y controlarlos todos, pero las ganas de ayudar de la gente son tantas que en mayor o menor medida, todos han recibido recursos para hacerlos llegar a quienes vieron afectado su patrimonio. Desafortunadamente no todos estos están dirigidos por gente honesta, una minúscula parte, pero que es importante decir que existe, son operaciones privadas con el fin de obtener un beneficio personal, toda o alguna de la ayuda recibida fue desviada para fines distintos a los de la ayuda a los afectados. Si usted ha sido víctima de alguno de estos, por favor denúncielos, no se debe permitir esta deshonestidad aprovechando la desgracia de los demás.
La segunda es más sutil y difícil de determinar; es la ayuda que los políticos electos o en funciones están brindando a titulo personal. La capacidad de liderazgo y convocatoria que sin duda tienen, y su interés por ayudar (hay que reconocerlo) los han llevado a poner centros de acopio, realizar gestiones y entregar ayudas en favor de los damnificados. El problema está en la difusión que de esta labor realizan, de manera voluntaria o involuntaria, alimentan proyectos políticos o su propia imagen pública, lo que se convierte en una forma de lucrar con la desgracia ajena.
Si usted tiene alguna duda o no coincide con los postulados o propuestas de este tipo de personas, no deje por eso de ayudar, diríjase a las instituciones reconocidas para hacerlo: Cruz Roja, DIF, Cáritas o alguna IAP reconocida.