Tradicionalmente España ha sido un reino desde su unificación en 1469 cuando los reinos de Castilla y Aragón se unificaron mediante el matrimonio de Isabel y Fernando y que poco después concluyó la reconquista que había durado ocho siglos por la invasión árabe.

La invasión francesa, el apogeo del pensamiento liberal y el carlismo impulsaron el pensamiento republicano, dando lugar a dos repúblicas a finales del siglo XIX y principios del XX, después del período franquista, la transición hizo un híbrido entre reino y república con la modalidad de las comunidades autonómicas, que son similares a nuestros Estados “libres y soberanos”, característicos de las repúblicas.

Sin embargo para España no ha sido fácil lidiar con los temas autonómicos, además del castellano que hablamos en américa y conocemos comúnmente como Español, existen otras lenguas españolas como el catalán, el gallego y el vasco. La izquierda ha impulsado muy fuertemente el sentimiento regionalista, con lo que la unidad de España, fundada originalmente en la fe católica (lo que los unió en la lucha contra los árabes y después en la conquista de las américas) hoy se ha distanciado de ella; el rey se ha convertido en un objeto decorativo, al que no se le tiene ya mayor respeto y empieza a dejar de ser factor de unidad, y el impulso a las lenguas regionales, termina por romper la unidad de la que hace 500 años fuera la nación más poderosa de la tierra y diera origen a la mayoría de las naciones de América Latina.

Lo cierto es que una España desmembrada será mucho menos competitiva e influyente en una Europa que transita hacia la integración, la anhelada independencia de algunas autonomías puede convertirse en una pesadilla para sus ciudadanos si lo logran.

México no tiene ese tipo de problema, sin embargo empiezan a surgir algunos focos rojos, especialmente en Chiapas, tierra anhelada por el imperialismo por su riqueza natural, donde el surgimiento de sectas, la división de tribus, el impulso de idiomas y el orgullo regionalista empieza a promover un pensamiento separatista, si se permite crecer esos síntomas, a la larga tendremos un dolor de cabeza que será dañino tanto para México como para Chiapas.