Una de las declaraciones recurrentes del Santo Padre sobre la Iglesia Católica, es que esta no es una Organización de beneficencia o una ONG piadosa. La Iglesia es, ante todo, el camino de encuentro con el Señor.
Y dentro de este camino, sin duda lo que más llama la atención, son las enseñanzas del mismo Cristo en cuanto a la pobreza y la caridad.
En días recientes, la prensa europea se ha volcado a criticar al obispo de Limburg, Alemania, por un exceso en el gasto de adecuación y mantenimiento de la casa episcopal, la cual ha costado más de 31 millones de euros. Pero hasta ahí ha llegado la información, es un linchamiento contra un obispo que a la fecha no cuenta con ninguna acusación de ningún tipo por parte del gobierno germano, es importante recordar que en aquel país la Iglesia recibe una subvención con cargo al erario público, por lo que si se ha hecho algo indebido con esos recursos, es el propio gobierno quien debe reclamarlo.
Ciertamente 31 millones de euros es una cantidad descomunal, sin importar el objeto de la obra que se esté realizando, sin duda por ello, y auspiciado por la Conferencia del Episcopado Alemán, el Santo Padre ha tomado la decisión de separar de manera temporal al obispo Franz-Peter Tebartz-van Elst, para llevar a cabo las investigaciones pertinentes.
Aquí entra la caridad; vivir esta virtud teologal implica que nos abstengamos de hacer juicios temerarios sobre lo que está ocurriendo a miles de kilómetros, en un lugar del que desconocemos la cultura, en una situación de la que nada sabemos más allá de los trascendidos por la prensa, que al parecer está más interesada en confrontar a los miembros de la colegio episcopal de aquel país, que en buscar realmente que se haga justicia.
Los malos pastores siempre han existido en la Iglesia desde que el propio Señor eligió a Judas y del que el apóstol San Juan señala que se robaba el dinero de las limosnas; pero también han existido y existen, buenos pastores que son acusados injustamente. Por ello, no debemos adelantar conclusiones, esperemos que las autoridades civiles y religiosas determinen el resultado de la investigación. En tanto permanezcamos unidos en la caridad y la oración.