Este día se celebra en la Iglesia Católica a Todos los Santos, es decir, a todos los que alcanzaron ya la vida eterna en la presencia de Dios, nuestro Creador y Padre.
Siempre que se habla de santos, se piensa en unas estatuas que están en los templos, gente con una vida ejemplar que nos parece prácticamente inalcanzable, especialmente porque casi todos ellos consagraron sus vidas al servicio de las almas por la vida consagrada, pero también existe en la tradición popular, la esperanza de que encontraremos a nuestros seres queridos en la otra vida, gozando de la presencia de Dios, y todos ellos, todos los que han alcanzado esa Gloria, son santos, aunque no estén inscritos en el santoral de la Iglesia.
Esta esperanza de que existe algo más allá de la muerte, es lo que le da sentido a la fe religiosa, es también, en muchos casos lo que nos impulsa a hacer cosas buenas que ningún beneficio aparente nos da en lo personal y nos refrena para realizar el mal a los demás.
Desafortunadamente, cada vez está más difundida la idea de que no importa como actuemos en nuestra vida, esta se acaba con nuestra muerte. Muchos de los que creemos en la existencia de un Ser Superior, no creemos que nuestras acciones sean de su interés o incumbencia y por ello los abusos, las riñas, el odio y la desesperanza crecen día a día en nuestra sociedad.
El mensaje del Papa Francisco, busca ser muy insistente en esto: “Cristo, que es Dios y se hizo hombre, vino a la tierra buscándote a ti en lo personal y quiere que lo conozcas, sepas de su amor y te reconfortes en El”
A pesar de lo sencillo y, al mismo tiempo, espectacular de este mensaje, muchos seguirán buscando la forma de rechazarlo, de criticar a quienes lo hagan vida e incluso de impedir que se viva de acuerdo a esa creencia.
La fiesta de Todos los Santos es un recordatorio perenne de que el llamado de Dios a la felicidad es para todos, que cada uno de nosotros, con nuestros defectos e imperfecciones, somos amados por el Padre Celestial y que desea que lo acompañemos en su Gloria.
Pero recordemos lo que decía San Agustín: “Dios, que te creó sin ti; no te salvará sin ti”. Feliz día a todos.