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InicioEN LA OPINION DE:Pecadores, no corruptos

Pecadores, no corruptos

papa-francisco-619x348El pasado lunes, en su homilía en Santa Marta, el Santo Padre señaló que todos debemos reconocernos “pecadores”, pero debemos guardarnos de convertirnos en “corruptos”.

La explicación del Papa no deja lugar a dudas, una cosa es “ser débil y arrepentirse”, buscar la ayuda de Dios y de los hombres para evitar seguir cayendo en la tentación; otra cosa muy distinta es sacar dinero del bolsillo para ayudar a la Iglesia, mientras que con la otra se roba al Estado o a los pobres, “esta es la diferencia entre pecador y corrupto”. Quien “lleva una doble vida, - ha advertido - es un corrupto”

Desgraciadamente, muchos de los que nos llamamos cristianos vivimos esta doble vida: una, la del domingo en la misa, la del “hombre de familia” que presume a sus hijos y a su esposa en las fiestas y los eventos, la del filántropo que entrega “desinteresadamente” parte de su hacienda a los necesitados frente a la prensa. La otra, en la oficina donde abusamos del débil, en lo oscuro del callejón que lleva a la casa de su amante, la del ladrón que dispone de los recursos que no le pertenecen.

El pecador y el corrupto cometen los mismos crímenes tal vez, pero la diferencia está en que, mientras el primero se arrepiente y busca la manera de no seguir cayendo en estas situaciones, el segundo quiere aparentar que las cosas no ocurren, tiene planes de contingencia para evadir las responsabilidades y planea seguir viviendo de esta manera indefinidamente.

Esta forma de actuar le cuesta mucho a la sociedad, genera malestar porque mucha gente se da cuenta de la incongruencia de vida del corrupto, crea rencores y deseos de venganza, atrae inestabilidad a la familia, daña internamente a las instituciones y termina por destruir a la persona que lo practica.

El llamado del Papa Francisco busca hacernos conscientes, sacudir nuestro espíritu para que, como el hijo pródigo, busquemos regresar a la casa del padre dando la espalda a estas actitudes de “doble vida” y buscando reconocernos pecadores que necesitan el perdón del Padre.