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InicioEN LA OPINION DE:Un año, ¿y ahora?

Un año, ¿y ahora?

epn1añoEste domingo se cumplió el primer año del mandato del presidente Enrique Peña Nieto, un año en el que por decisión propia se dedicó a dilapidar su capital político en aras de lo que considera le dará la fuerza para culminar el sexenio de manera satisfactoria.

Los avances en materia de reformas estructurales no son menores, la reforma laboral, que se aprobó aún antes de salir Felipe Calderón, pero de la que el equipo de Peña fue un factor crucial para la negociación, la reforma en telecomunicaciones, la modificación para la creación de la agencia anticorrupción y la desaparición de la onerosa Secretaría de la Función Pública, la reforma educativa (al menos en lo laboral), la reforma financiera en beneficio de los bancos para facilitar el crédito y la reforma hacendaria… y si las cosas le salen bien, las reformas política y energética que se darán en las próximas semanas son los logros que buscó y consiguió, en buena medida con una oposición leal que se prestó al juego político pero que no podrá durar mucho más.

Hoy el Pacto por México parece estar muriendo, aunque podría ser una simple estratagema electorera de los dirigentes opositores que tienen que enfrentar, tanto en el PAN como en el PRD, la renovación (¿reelección?) de sus dirigencias; sin embargo al acercarse el proceso electoral de 2015 deberán tomar distancia del gobierno para diferenciarse y capturar a los electores. Sin este instrumento de coordinación, será muy difícil que existan más reformas constitucionales.

Hoy, las reformas no han dado los frutos esperados o no están operantes del todo, al ejecutivo federal le queda un año para demostrar que estos cambios generarán algún beneficio, de lo contrario su caída en las elecciones intermedias será estrepitosa y lo dejará atado de manos para el resto del sexenio que se convertirá de esta manera, en una promesa fallida más para los mexicanos.

Ante esto, la sociedad debe asumir los retos de la modernización de México, el panorama para el gobierno no es sencillo y los escenarios no parecen favorables, pero si continúa la crisis de credibilidad y no hay liderazgos sociales capaces de encauzar el descontento, la confrontación que promueven los radicales parece que tendrá éxito.