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InicioEN LA OPINION DE:Los derechos humanos y la dignidad de la persona

Los derechos humanos y la dignidad de la persona

vida01El día de ayer se llevó a cabo en la ciudad de Los Mochis, el Vida Fest ¡Que México Viva!, con este motivo conviene hacer una reflexión sobre los derechos humanos, término hoy tan exigido y demandado (aunque junto con este debería siempre recordarse que existen también las obligaciones humanas)

Hace 65 años que la ONU proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, base del derecho internacional en esta materia, su primer artículo dice: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.” el segundo indica que no se puede hacer excepción a las personas que pueden tener estos derechos por ningún motivo y el tercero reza: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.”

Como se puede ver, los dos primeros son el fundamento filosófico y el ámbito de aplicación de la ley, el tercero, empieza por señalar los derechos más fundamentales, los que vienen antes que ningún otro, y dentro de los tres que se mencionan en el primer artículo, el derecho a la vida es el primerísimo… esto debe ser así, ya que si no vivimos, no podemos ejercer ningún otro derecho en absoluto.

Lamentablemente hoy en día se pretende poner “derechos” por encima del derecho a la vida. Argumentos existen muchos, otras veces disfrazan la realidad cambiando el significado de las palabras e incluso algunos se atreven a decir que pisotear este derecho es una “necesidad” en algunos casos.

Esto se debe a una sociedad que está impulsando, desde hace muchos años, una necesidad de eficiencia a toda costa, donde los más débiles: los niños no nacidos, los enfermos terminales, los ancianos, los discapacitados graves, son considerados un lastre, un estorbo, un desperdicio.

El éxito de los derechos humanos, consiste precisamente en que se apliquen de manera universal sin hacer distinciones de ningún tipo, al seleccionar quienes deben nacer, o quienes deben morir, solo se está institucionalizan-do la atrocidad, el odio, el desenfreno.

Nuestra sociedad terminará en el peor de los fracasos si no entendemos y respetamos este derecho fundamental.