Las palabras del titulo no son del que escribe sino de los propios diputados.
La madrugada de ayer, cuando se votaba de manera personalizada la reforma energética que finalmente fue aprobada, los diputados llamados de “izquierda” gritaban ‘TRAIDOR’ a todo el que votaba a favor, mientras que los diputados priistas, según las crónicas, cuando alguien votaba en contra o manifestaba su postura adversa a la reforma le gritaban ‘BURRO’. El asunto no pasaría de ser anecdótico, pero en realidad demuestra la falta de cordura, tolerancia y respeto democrático que debería prevalecer en el órgano de representación del pueblo, el congreso.
En un mundo ideal (que no existe en ninguna parte), los representantes populares escucharían las propuestas que hace alguna de las partes, valoraría los pros y contras de dicha propuesta, lo contrastaría con las necesidades reales de sus electores y finalmente emitiría un voto en conciencia.
Desgraciadamente en el mundo real no ocurre así según se demostró, otra vez, el día de ayer.
Los diputados reciben consignas de las cúpulas partidistas o de los liderazgos reales e incluso de los grupos de interés, en la asamblea del pleno idean estratagemas dilatorias que incluyen hablar por horas para desgastar al adversario y retrasar las votaciones, ignoran los argumentos que se vierten en la discusión, ignoran las necesidades de sus electores y finalmente votan como les indicaron desde un principio… ¡todo muy democrático!
Para esto, ¿qué necesidad hay de dilapidar los recursos del erario en pagar sueldos a gente así?... podríamos hacer elecciones, repartirle “bonos de votación” a cada partido y que el líder del mismo, que ya recibe recursos para pagarse su sueldo y sostener su estructura partidista vaya a sentarse en una mesa donde haya un interventor independiente, se planteen lo temas que se quieren proponer y que cada representante saque sus papeles, se hagan las sumas y se decidan los cambios… el lector dirá que es ridículo, y no le falta razón, pero es más ridículo que 500 personas, 300 de ellas electas por mayoría en sendos distritos, no sean capaces de solidarizarse con su gente, con sus electores, no sean capaces de decir, esto es lo que quiere mi distrito y no, esto es lo que defiende mi partido.
Pero este es el sistema democrático que se defiende, un sistema formado por burros y traidores.