La terrible decisión de los diputados sinaloenses de ignorar a la Sociedad Civil Organizada ha despertado tanto indignación, como multitud de comentarios, estados de ánimo e ideas que todavía no terminan de salir a la luz. Sin duda las decisiones que se toman de manera autoritaria en la sociedad moderna son un motor que lo único que logra es que en el mediano plazo disminuya el poder de los autoritarios. Así lo demuestran las luchas por la independencia encabezada por Gandhi, por los derechos civiles que impulsó Martin Luther King, en contra del Apartheid que realizó Mandela, por la libertad democrática en Polonia y la República Checa que protagonizaron Lech Walesa y Valcav Havel, o la democratización de México de la que uno de los mayores líderes fue “El Maquio” Clouthier. Estos grandes liderazgos que hoy reconocemos por las luchas que dieron en sus respectivas naciones empezaron con actos pequeños, locales, pero de gran significado social. Quizá en el futuro debamos agradecer a estos diputados el surgimiento de liderazgos de gran calado que hoy parecen ausentes en la sociedad, pero que a nivel local se empiezan a perfilar por el esfuerzo y trabajo que realizan muchos ciudadanos con principios éticos, entereza moral y visión de futuro en pro del bienestar social y político de la comunidad sinaloense. No es un asunto menor el descaro con que se condujeron los diputados de todos los signos políticos, manipulando y engañando a una sociedad que deseaba confiar en sus representantes. Ciertamente el poder lo tienen ellos y la decisión del nombramiento recaía sobre sus hombros, pero al rechazar la participación ciudadana deslegitiman su ejercicio legislativo aunque guarde la apariencia de legalidad. Esa deslegitimización llevó a la ruina a los gobiernos autoritarios de todos los signos y terminaron sucumbiendo ante una sociedad cada vez más consciente de sus derechos.