Nadie puede negarle al diputado Jesús Enrique Hernández Chávez, el control y magnífico desempeño logrado para conseguir la mayoría simple en el Congreso de Sinaloa a través de una operación política impecable durante el proceso electoral, de ahí que se le haya premiado con la coordinación del grupo parlamentario de su partido y, por ende, la presidencia de la Junta de Coordinación Política del Congreso.
Sin embargo también es necesario reconocer que el ex alcalde de Culiacán es un militante priista chapado a la antigua, esto porque no asiste a ninguna reunión con la sociedad, no importa si esta es convocada por los empresarios, las mujeres o los discapacitados, el diputado está por encima de estas cosas.
Que lejos están aquellos días en que el antiguo dirigente tricolor señalaba la necesidad de privilegiar el consenso social necesario porque, al ser mayoría parlamentaria, les compromete a razonar más las propuestas y tomar acuerdos con otras fuerzas políticas.
El día de ayer, el presidente del PAN señaló que le preocupa la LXI Legislatura, y que no espera gran cosa de ella, porque el coordinador de la fracción mayoritaria no asiste a las reuniones que se le invita, ni está atento a las necesidades de la sociedad.
Hernández Chávez pertenece a una especie en peligro de extinción, es un verdadero dinosaurio de la política, arrastra consigo los comportamientos vetustos del PRI del siglo XX, ese PRI que era autosuficiente y podía disponer de vidas y haciendas, ese PRI al que muchos de ellos extrañan aún hoy en día.
Pero el país en el que vivimos ha cambiado mucho en los últimos 14 años, por decir lo menos, México, en el siglo XXI tiene una sociedad mucho más participativa y los partidos políticos, todos, necesitan abrir esos vasos comunicantes con la sociedad, no a través de sus viejas estructuras corporativas como acostumbraban, sino mediante el contacto directo; como dicen los clásicos, ‘es tiempo de renovarse o morir’ porque el Sinaloa de hoy, no puede seguir viviendo en las costumbres políticas del ayer. Sinaloa también, ya cambió.