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Gobierno y sociedad

gobysocCuando en épocas remotas se impartía civismo en la escuela secundaria, el Estado era definido como el conjunto de los habitantes y las instituciones que los gobiernan, de manera que el Estado es soberano, porque gobierno y sociedad van juntos de la mano, establecen sus leyes, se someten a ellas y aceptan que una autoridad las custodie.

Desgraciadamente, aunque ya en aquel tiempo se notaba, la sociedad y el gobierno están cada vez más distanciados; el político que se encumbra en un puesto de elección considera que al pueblo solo le debe los votos que le dieron, y llega a pensar que esos no valen, una vez que tomó el poder, ni el papel en que están marcados. Por su parte la sociedad parece concebir a los gobernantes como unos seres llegados del espacio sideral, personas ajenas a ellos y que deben conocer las respuestas para todos los problemas y contar con los recursos para resolverlos.

Ambas posiciones se complementan a las mil maravillas, porque nada hace más feliz a un gobernante que el sentir que es superior, grande y poderoso… lejano a la sociedad.

Por su parte el pueblo llano, inmerso en la dinámica cotidiana para resolver sus más acuciantes problemas (casa, vestido y sustento), se siente feliz de que exista un gobernante que no lo involucre, no lo comprometa ni le exija más cosas de las que ya de por sí tiene que hacer.

Desgraciadamente las comunidades no se pueden construir así, aunque estas ya existan, necesitan del mantenimiento constante y la revitalización permanente de todos sus miembros.

Como en el organismo humano, si cada parte no hace lo que le corresponde, el cuerpo entero padecerá las consecuencias. Así, si el hígado no filtra la sangre, el corazón podrá padecer un infarto o los riñones se llenarán de cálculos. Si las piernas se atrofian, el cuerpo se verá sometido a la silla o la cama y poco a poco se deteriorarán los otros órganos del cuerpo, en fin, si el cerebro, el esófago o el estomago dejan de trabajar, la muerte acechara al individuo.

De manera análoga, en la sociedad todos tenemos responsabilidades que cumplir, y cuando estas dejan de hacerse, todo el organismo social lo padece. La improductividad de las empresas, la corrupción de las fuerzas de seguridad, la evasión de impuestos del ciudadano, la inasistencia de los alumnos a las escuelas, etcétera… todas ellas afectan a la comunidad entera.

Solo en la medida en que nos reconozcamos corresponsables, que el gobierno sea el primero entre iguales y que la sociedad asuma plenamente su tarea, solo en esa medida seremos capaces de corregir los males que nos aquejan. Las soluciones nunca podrán llegar de las solas autoridades, porque por benéficas que sean, sin sociedad no existe Estado, y sin Estado no hay bienestar.