Las elecciones del año 2010 en Sinaloa despertaron una enorme expectativa en la población, por primera vez se veía una oposición con posibilidades de ganar una elección, aunque unos años antes Heriberto Félix estuvo a punto de lograrlo al perder por solo el 1%, la percepción ciudadana no era tan clara como lo fue en este año en que se enfrentaban dos viejos compañeros del gabinete de Jesús Aguilar: Jesús Vizcarra y Mario López Valdez.
Malova, como comúnmente se le conoce, hizo su máxima apuesta, llamó a la ciudadanía a votar por un cambio, se comprometió a que las cosas serían diferentes, animó el espíritu sinaloense con el ánimo desbordado del triunfador, el día de la elección hubo de todo, priistas que votaron por el candidato del PAN y el PRD, panistas que votaron por el PRI, promotores ciudadanos del voto que se abstuvieron y abstencionistas que llevaron hasta al perico a las urnas… estos últimos, el grupo de los indecisos, creyó firmemente las promesas de Don Mario, depositaron, junto con su voto, su fe ciega en que este hombre emanado del pueblo, hecho a sí mismo, desafiante del orden establecido, les cumpliría la promesa del cambio que tanto se había negado en Sinaloa…
Ahora, a tres años de aquella elección, vimos como la gente se ausentó de las urnas, los partidos perdieron identidad, los que antiguamente promovían el voto ya no estaban tan convencidos, y los indecisos de siempre vieron nuevamente defraudadas sus esperanzas de un verdadero giro en la vida política de la entidad. Simplemente se sintieron defraudados por enésima vez por un hombre que había logrado despertar verdaderamente sus inquietudes.
Y sin embargo, todavía no es demasiado tarde, en estos días empezaron una serie de cambios en la cúpula del gobierno del cambio, se espera que no sea solo un cambio de personas sino, verdaderamente como se prometió en la campaña, un cambio fundacional para Sinaloa. El gobernador quiere y puede, algunos colaboradores no lo creen posible, es hora de que se deshaga de ellos, no hay mañana.