Llama mucho la atención que, a raíz de la pérdida de credibilidad de las autoridades, los políticos y los partidos, la ciudadanía cada vez se siente más libre de no respetar la ley.
Cada vez es más fuerte la corriente de opinión que entiende al gobierno como “esos empleados a los que pagamos con nuestros impuestos” y al crecer el descontento con ellos, el ciudadano cada vez se siente menos obligado a escuchar y obedecer a la autoridad, pero es fundamental que entendamos qué es el Estado, qué el gobierno, cuál es la función de la autoridad y qué responsabilidades corresponden al ciudadano, porque de otra manera la descomposición social será tan grave que la única manera de remediarla será a través de la refundación de nuestras comunidades, con todas las consecuencias que ello conlleve.
El concepto de Estado difiere según los autores, pero la mayoría coincide en definir el Estado como el conjunto de instituciones que poseen la autoridad y potestad para establecer las normas que regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un territorio determinado; en las clases de derecho de preparatoria se enseñaba que el Estado es la unidad formada por Gobierno, Población y Territorio y que se someten a la ley.
El Gobierno es el responsable de la aplicación de la ley en el territorio y sobre la población que conforman un Estado soberano, cualquiera que sea la forma de organización del gobierno, es decir: monarquía, democracia, parlamento, etcétera.
Aunque en muchas circunstancias y contextos se suele usar indistintamente, casi como sinónimos, los términos Estado y Gobierno, de ninguna manera refieren a lo mismo. Porque el Estado es lo que permanece, lo estructural, en cambio, el gobierno, pasa, se transforma, cambia de color político, de nombre, entre otras cuestiones.
La población es el conjunto de individuos que habitan en un territorio y el ciudadano, según lo establece la constitución, es todo aquel mexicano mayor de 18 años y que tenga un modo honesto de vivir.
Podría profundizarse más en la definición de ciudadano según se pongan adjetivos como responsable, participativo, cuidadoso del medio ambiente, pero bastaría con que fuéramos respetuosos de las leyes.
De esta manera, el Gobierno es empleado del Estado, no de los ciudadanos individuales; de hecho, como ciudadanos, depositamos la autoridad en el gobierno para que mantenga la paz en el Estado y por tanto, debemos absoluta lealtad y obediencia al gobierno en tanto éste cumpla con el mandato que le ha sido encomendado.
Desgraciadamente, cuando los políticos que ejercen la responsabilidad de gobierno, no hacen bien su trabajo o desvían sus funciones para atender sus intereses particulares, pierden legitimidad ante la sociedad y esta se aparta de su responsabilidad del respeto a la ley, generando caos en la vida social.