Ningún derecho es tan preciado para el ser humano como el de su libertad: libertad para decidir, hacer, pensar, creer, asociarse o emprender. La libertad tiene mil formas de manifestarse, una de las más exaltadas es sin duda la libertad de expresar nuestras creencias, nuestros principios y nuestros conocimientos: la libertad de expresión, en resumidas cuentas.
En los días recientes se ha hablado mucho del tema, los periodistas en todo México, y también en Sinaloa, son presionados por medios económicos cuando menos y en ocasiones mediante situaciones más graves y contundentes para decir o dejar de decir, estas presiones vienen de los gobiernos, los actores políticos y hasta de los delincuentes; muchas veces es la propia familia o personas cercanas las que piden callar determinados temas “para evitar riesgos”. La verdad es que ejercer la libertad de expresión nunca es fácil, siempre puede haber consideraciones de algún tipo que impulsen a la autocensura, especialmente el instinto de conservación.
El atentado ocurrido en días recientes al director de Noroeste es un atentado contra esta libertad, no porque la agresión viniera de la autoridad, sino porque genera un mayor clima de inseguridad para los comunicadores; si el director de un diario de prestigio es alcanzado por delincuentes comunes, ¿qué le espera al que desde un blog quiere comunicar sus inquietudes y pensamientos? Afortunadamente el incidente no pasó a mayores, pero la forma en que se dieron los hechos siempre podrán despertar la suspicacia de una sociedad cada día más distante de sus representantes y autoridades.
La única forma en que la autoridad puede frenar esta ola de delincuencia, que incordia a todos los ciudadanos, es acabando con la impunidad. Así como en unos días fueron detenidos los responsables del atentado contra Adrián López, deben ser detenidos todos los que atenten contra la integridad y el patrimonio de cualquier ciudadano, pero no solo eso, se deben realizar las pesquisas que además permitan hacerlos pagar las penas que corresponden a los delitos cometidos, para que pasemos de una impunidad del 98% a niveles menos estimulantes para los que realizan este tipo de actos.
También, los medios de comunicación deben ejercer con responsabilidad esta libertad de expresión, es lamentable que Noroeste acuse al gobernador de estar detrás de este atentado, no porque no sea posible, sino porque no aporta ninguna prueba para ello.
La libertad de expresión, como cualquier otra libertad, conlleva una serie de responsabilidades; decir lo que pienso debe estar limitado por los derechos de los demás, en una justa jerarquía de valores que ayuden, junto con la prudencia, a determinar lo que se debe decir y, lo que de momento, es mejor callar sin renunciar a la obligación de informar.