La situación que se está viviendo en el país es sumamente grave, la inseguridad y la violencia están en primer lugar en la percepción de la gente, que cada día tiene que enfrentar situaciones de robo, homicidio y agresión. La percepción sobre inseguridad en México aumentó 4.4 puntos porcentuales del último trimestre de 2013 a marzo de 2014, al pasar de 68 a 72.4 por ciento, según la tercera Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Aunado a esto, en los últimos días nos hemos enterado de las órdenes de presentación en contra de dos Secretarios Generales de Gobierno: Jesús Reyna de Michoacán, sospechoso de vínculos con los Caballeros Templarios y Guillermo Trejo Dozal de Baja California por presuntos delitos fiscales; además, el alcalde de Cuetzala del Progreso en Guerrero, Feliciano Álvarez Mesino, a quien se presume involucrado en secuestros y tráfico de drogas y el ex diputado de Michoacán, José Trinidad Martínez Pasalagua también por nexos con el narcotráfico, por si no fuera poco, el líder capitalino del PRI fue destituido por contratar pornosecretarias, el Congreso formó sendas comisiones para investigar los nexos de funcionarios con los casos Oceanografía y Línea 12, ¡y todo esto sólo en los 10 días que van de abril!
¿Qué pasa con la política en México?, ¿por qué hemos llegado a estos niveles de descomposición y corrupción?, y no estamos hablando de un solo partido político; en los mencionados en el párrafo anterior encontramos a militantes de los tres principales institutos de nuestro país, juntos obtienen cerca del 95% de los votos totales en los procesos electorales. No, el problema, seamos autocríticos, no es de los partidos políticos sino de la sociedad toda.
Hemos pregonado a los cuatro vientos que la política es una actividad sucia, para gente indecente, rateros; ¿y qué hacemos para evitarlo?, ¿cuándo la gente decente se va a involucrar en esta actividad que tiene la tarea de generar las condiciones para una sociedad justa, equitativa, transparente? o ¿es que esperamos que sean las tepocatas y las víboras prietas las que construyan una mejor nación? porque una cosa es clara, para tener un mejor país necesitamos de mejores leyes, mejores instituciones y mejores políticas públicas, y éstas, nos guste o no, se hacen solamente desde el gobierno: ejecutivo, legislativo y judicial… es decir, en la vida política de nuestro municipio, nuestro estado o nuestra nación.
La posibilidad del cambio, ya lo vimos, no está en cambiar a los colores que nos gobiernan, se requiere que nuestras quejas y nuestra indignación se transforme en un impulso de toda la sociedad para obligar a nuestros representantes a serlo efectivamente, que hagan lo que como pueblo soberano queremos, y no lo que a ellos les venga en gana.