El día de ayer, y coincidiendo con el Simposio Internacional sobre Gobernanza en la Web que se lleva a cabo en la ciudad de Sao Paulo, Brasil a partir de hoy, el hashtag #EPNvsInternet se convirtió en trending topic mundial, quizá precisamente por este evento y su relevancia para las comunidades cibernéticas, a pesar de la mentalidad anquilosada y aislacionista de nuestros senadores, el tema que en estos momentos se discute en el Senado es precisamente la razón de ser del simposio y la molestias de cientos de millones de usuarios alrededor del mundo, la censura al internet.
Durante cientos de miles de años, la comunicación entre los seres humanos ha sido cara a cara, en esas condiciones lo que uno dice a otro es un asunto estrictamente personal y privado, pudiendo manifestar los pensamientos más íntimos y esperando razonablemente que no existan represalias por lo que se comunica. Pero desde que apareció el más primitivo medio de comunicación a distancia ha existido la tentación por parte de los más fuertes por conocer lo que se comunica y con el avance de la tecnología incluso lo que se comunica en privado puede llegar a ser del dominio público.
Por otra parte, los delincuentes han buscado siempre sacar ventaja de la tecnología para sus reprobables actos, buscando hacer más eficientes y baratos sus procesos para infringir la ley y evitar el ser atrapados.
Dentro de estos márgenes se mueve la gran mayoría de la sociedad que desea y busca comunicar sus pensamientos, sus sentimientos y sus intereses a ciertas personas o a todos en general.
Buscar el respeto a esta comunicación, al tiempo que se cuida la privacidad de las personas, su libertad y el frágil equilibrio social es el objetivo de las leyes.
El internet y sus múltiples modalidades de comunicación han abierto una gama tan extensa que nunca había resultado tan fácil comunicarse y comunicar, pero también nunca había sido tan fácil entrometerse y violar la ley aprovechando los recursos de esta tecnología. Ante ello es necesario idear mecanismos que regulen, pero no inhiban la utilización de este medio.
La discusión de las leyes de telecomunicaciones en México incluyen un apartado sobre lo que el gobierno, el usuario y las empresas prestadoras del servicio pueden y no pueden hacer, desafortunadamente en esta propuesta hay muchas cosas que quedan al arbitrio y discrecionalidad de la autoridad, lo que provoca una profunda desconfianza, fundamentada en actos reales y/o imaginarios, de la sociedad; adicionalmente, lo que ocurra en México afectará al resto de los países donde ya se ha intentado imponer este tipo de censuras y vigilancias a la red, por lo que el activismo es inevitable.
Las leyes son necesarias, pero la discrecionalidad de estas es inaceptable, esperemos que nuestros legisladores demuestren más talento del que nos tienen acostumbrados a ver.