"Promoviendo la Participación Ciudadana"

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Con-dolerse

solidaridad2Sentir el dolor con el otro, esa sería la definición más práctica de la palabra. La Academia de la Lengua lo define como “Compartir la desgracia ajena, sentirla, dolerse de ella.” y sin duda es algo que mucha falta hace hoy en día en nuestro mundo, particularmente en la clase política de todos los países, y es que las decisiones que fríamente se toman, cuestan el empleo a cientos de miles cuando no a millones de personas, o dejan sin educación a cientos de miles de jóvenes cuya única posibilidad de salir de su miseria es la de una educación de calidad, o elevan la dificultad de mantener los negocios en niveles rentables.

La capacidad de condolerse de los políticos pareciera que está en razón inversa al poder que acumulan y los ingresos que perciben; mientras más alto se encuentran en la jerarquía del poder, más lejanos están del pueblo al cual se deben. Cuando determinan un salario mínimo que debe percibir un trabajador lo hacen más en función de la marcha de la economía que pensando en la necesidad específica del padre de familia que tiene que alimentar a dos, tres o cuatro bocas; cuando elevan los impuestos lo hacen más pensando en conservar sus prebendas que en la cantidad de personas que el pequeño comerciante o industrial tendrá que despedir para mantener su negocio a flote; cuando asignan recursos a los partidos de los cuales provienen, piensan más en la próxima elección y los favores que conseguirán de los jerarcas que en el elector que tendrá que ir a depositar el voto con la esperanza de que las cosas mejoren algún día para él y su familia.

¿Cómo se podrán doler de la desgracia ajena si cuando visitan una comunidad envían por delante a sus testaferros para pintar las banquetas y las bardas, podar los jardines, colocar las luminarias, tapar los baches, repartir despensas e impedir la presencia de inconformes?, ¿cuándo conocerán la auténtica realidad de los marginados y los enfermos si nunca los visitan y cuando llegan a pasear en sus comunidades lo hacen de la mano del Señor Presidente o del Señor Gobernador, bajo una carpa y rodeados de ciudadanos amedrentados por un castigo o esperanzados con un premio?

Los políticos se condolerán de sus representados cuando tengan que sufrir sus desgracias, cuando tengan que padecer sus enfermedades, cuando encuentren el camino de regreso de ese terrible paraíso que se han construido para aislarse de la realidad para gozar de la poca riqueza que millones de seres humanos construyen cada día con el sudor de sus frentes, con el dolor de sus espaldas, con el riesgo de sus posesiones; solo cuando la sinceridad reine en sus corazones y se atrevan a quitarse los cristales rosas con los que han decidido ver al mundo, solo entonces existirá la remota posibilidad de que hagan algo en favor de su pueblo.