La declaración patrimonial es un instrumento que sirve para dar a conocer lo que el servidor público posee al momento de su ingreso a un cargo y lo que tiene al concluir el mismo, de esta manera la autoridad responsable y el ciudadano (si el funcionario decide hacer pública su declaración) pueden verificar que los bienes que adquiere mientras está en la función, se corresponden al salario que tiene. Esta herramienta se ve distorsionada por otros ingresos (la autoridad tiene forma de conseguirlos, el ciudadano, no), pero depende fundamentalmente de la buena voluntad del servidor público, ya que si este decide mentir abiertamente, no hay forma de saber lo que en realidad posee.
El día de ayer, el Presidente Enrique Peña hizo pública su declaración, llama la atención la donación de varios bienes inmuebles que ha recibido, sobre todo porque ha sido, fundamentalmente, servidor público, y como tal la ley le impide recibir ese tipo de donaciones, pero valga como buena voluntad y ánimo de apertura. Como ciudadanos ahora deberemos estar al pendiente de como cambia esa declaración año con año, ya que esta se modifica de acuerdo a las percepciones que el presidente tendrá durante su sexenio, y al final deberá salir con estos bienes, más los acumulados durante el ejercicio, no más.
Pero más que al presidente, es importante dar seguimiento a otros funcionarios de menor nivel, ya que la ambición por llegar a niveles más altos es la que impulsa el deseo de poseer más, lo que les permitiría financiar campañas políticas, desarrollar relaciones públicas y pagar expertos que les ayuden a conseguirlo.
Veremos que pasa, y si somos capaces como ciudadanos de mantener una estrecha vigilancia.