Siempre los inicios son buenos momentos para proponer metas, establecer criterios y determinar actitudes.
El día de ayer el Congreso del Estado de Sinaloa designó al sustituto de Marco Antonio Fox, fallecido en abril pasado, por 38 votos de los 40 diputados, lo que no deja de generar suspicacias, debido a que desde un principio se pensaba que era precisamente Antonio Vega Gaxiola quien sería designado, y aunque los diputados niegan que hubiera línea, resulta por lo menos sospechoso que haya un criterio tan uniforme entre 40 diputados provenientes de 7 formaciones políticas diferentes, formaciones profesionales distintas y realidades socioeconómicas incomparables.
Quienes se quedaron en el proceso, seguramente pensarán que se les hizo perder el tiempo, que la decisión estaba tomada desde antes y que solo sirvieron de comparsa para dar un aire de legalidad a una decisión previamente consensada.
“Haiga sido como haiga sido” hay nuevo Auditor, enfrentará enormes retos, los cuales implican abrir la institución a la sociedad para transparentar su manejo, luchar por una legislación que le brinde autonomía y lograr un presupuesto que sea irreductible a los caprichos de las autoridades.
La Auditoría Superior del Estado de Sinaloa carece de dientes, por lo que dicha legislación también deberá buscar dotarla de capacidades para la sanción y una mejor estructura para ser partícipe de la prevención y no solo determinar el tamaño y lugar de los desfalcos para decir a la sociedad, “sus representantes se portaron mal” sin que exista ningún tipo de consecuencia.
El Contador Antonio Vega es una persona profesional y técnicamente capaz para el puesto, tiene trayectoria y sin duda podrá hacer un buen papel en el desempeño de la función, pero si la ley no cambia, por impecable e implacable que sea, seguirá siendo una acción inútil a la ciudadanía y al gobierno, que servirá solo para la bendición de cuentas.